Capítulo 44. "Tu idiota"

680 47 9
                                    

-Lo siento tanto. -dijo rápidamente Ana, envolviendo sus propios brazos alrededor de Mimi y sosteniéndola fuertemente, sus pequeños dedos acariciando desesperadamente la parte de atrás de la camiseta que llevaba, tirando su teléfono al suelo en el proceso. -He sido tan idiota. -continuó precipitadamente. -No sé en lo que estaba pensando. Quiero decir, no estaba pensando, en realidad no...y, bueno, ese era el problema, -divagó, su barbilla apoyada contra el hombro de Mimi. -Estaba siendo egoísta y cabezota. Debería haberte al menos mandado un mensaje diciendo que estaba bien, o, no sé, darte un mensaje a través de Aitana, pero, no podía...estaba tan asustada...pensé que si hablaba contigo o preguntaba por ti entonces, bueno, no sé, yo solo...no pensé que podría enfrentarme al pensamiento de que me odiaras después de lo que he hecho. Pensé que era mejor simplemente fingir. -le dijo y la rubia se echó hacia atrás un momento para mirarla mientras continuaba hablando, los ojos de su novia mirando hacia la pared por encima del hombro de Mimi. -Pensé que si simplemente fingía que aún estábamos bien entonces todo estaría bien, pero, no lo estábamos...y entonces pensé sobre como lo estarías pasando y si estabas molesta, pero...en realidad no quería saberlo, no realmente, porque si tú estabas, ya sabes, molesta...entonces, me sentiría culpable y no quería sentirme culpable, pero no quería que tu estuvieras molesta y...

Mimi inclinó su cabeza hacia adelante, empujando sus labios contra los de Ana a la fuerza, silenciándola casi inmediatamente.

-No, espera. -respiró, echando su cabeza un poco hacia atrás para mirar a Mimi, después de la inicial sorpresa que el beso había conllevado. -No puedes simplemente besarme como si nada hubiera pasado, como si las seis últimas semanas no... -empezó, pero Mimi la silenció de nuevo, volviendo a poner sus suaves labios contra los de su novia, ansiando sentirlos, la forma en la que sabían, la forma en la que siempre la habían sentir que su estómago entero estaba vivo con una pequeña legión de mariposas.

-Mimi. -protestó mientras ponía su cabeza hacia atrás de nuevo y Mimi se reía, envolviendo sus brazos alrededor de su torso y dándole un abrazo una vez más.

-Mimi, qué está... -empezó Amaia, apagando su voz mientras caminaba para encontrar a su amiga aun abrazando a Ana, sus brazos negándose a dejar escapar a la chica menos por miedo a perderla de nuevo. -¿Pasando? -terminó incrédula, parándose en su camino por un momento mientras Mimi se echaba hacia atrás ligeramente de Ana para mirar en su dirección. -Bua, madre mía. -dijo, una enorme sonrisa apareciendo en su cara al ver a Ana a tan solo unos pasos de distancia de ella. -¿Ana? ¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó sorprendida, caminando hacia donde estaban las dos de pie.

-Yo solo...vine a ver a mi novia. -contestó y Amaia caminó hacia ella y puso a la chica pequeña en un abrazo caluroso, dando un ligero codazo a Mimi en su camino.

-Es tan bueno verte. -le dijo sinceramente, poniendo ambas manos en los antebrazos de Ana cuando se separaron y echándose hacia atrás un poco para estudiarla mejor. -Te ves realmente bien. No sé lo que es pero.... -Dijo mientras su voz descendía, dándose cuenta de la mirada significativa que estaba recibiendo de parte de la rubia. -¿Sabes qué? -preguntó, acariciandole uno de los brazos de con su mano durante un minuto, -me olvidé que hay un sitio más donde debería estar. -dijo y Ana frunció el ceño en confusión.

-Espera, ¿pero no acabas de llegar aquí? -preguntó confundida y Amaia se giró para mirar a Mimi brevemente.

-Sí, pero, solo vine porque Mimi me debe algo de dinero y lo necesito para esta noche. -mintió. -Entonces... -dijo, girándose de nuevo hacia la rubia y extendiendo su mano, -si pudieras dármelo para así irme. -le dijo a la significativamente. Mimi negó con la cabeza sutilmente ante Amaia y metió la mano en el bolsillo de sus vaqueros, metiendo su móvil dentro y sacando un arrugado billete de diez euros que inmediatamente entregó a su amiga.

Guerras y TribulacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora