Capítulo 34. "Puedes tocarla"

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-Ana llega tarde. -observó mientras se sentaba en la cafetería con Aitana, Miriam y Amaia en su mesa de siempre. -¿Creeis que está bien?-preguntó a las otras echando un vistazo por el patio en búsqueda de su novia.

-Probablemente esté preparando algo demasiado lindo de concebir. -comentó Miriam tomando un sorbo de su bebida. -¿Recuerdas la última vez que llegó tarde a la comida y vino con un par de entradas para el baile de fin de curso para las dos?

-Sí. -dijo de acuerdo Amaia con Miriam. -Las vacaciones se están acercando y no podía dejar pasar por delante haber organizado alguna sorpresa elaborada. Ya sabes cuanto disfruta de ellas.

-Puede ser. -contestó dudosa, una sensación molesta en el estómago. -Sólo que normalmente no llega tan tarde a la comida...

-Ana raramente llega tarde a comer. -garantizó su mejor amiga. -Quiero decir, hay comida está ahí...

-Chicas. -interrumpió la rubia pensativamente, mirando por el lugar y dándose cuenta de que un gran número de miradas estaban dirigidas en su dirección, observando al grupo de cerca. -Soy yo o... ¿la gente nos está mirando? -Aitana y las otras escanearon la sala por un momento para validar la frase de Mimi.

-Joder, sí. -admitió, sus ojos brevemente haciendo contacto con un número de estudiantescuya atención estaba puesta en su dirección. Tan pronto como se dieron cuenta de que Aitana les estaba observando, miraron hacia otro lado, aparentemente avergonzados de haber sido pillados mirando. -¿De qué van?

-No lo sé. -contestó Miriam, intrigada ante el excesivo interés que les estaban prestando. -Esto es raro... -comentó, bajando la voz mientras se dio cuenta de que la profesora Mamen se acercaba a ellas a través de la sala.

-Chicas. -las llamaba mientras las alcanzaba, su tono serio. Se paró detrás de Mimi y Aitana, poniendo una mano tranquilizadora en sus hombros, de pie entre ambas. -¿Podéis venir conmigo un momento? -preguntó. Mimi se giró en su asiento para mirar hacia su profesora quien tenía una expresión solemne en la cara y sintió caer su estómago en respuesta, una repentina sensación de terror y unpresentimiento inexplicable inundándola. -Por favor. -apresuró y las chicas recogieron sus pertenencias juntas antes de seguirla fuera de la cafetería, por el pasillo y hasta su clase, sin hablar nadie en el paseo entero, todas meditando sobre el significado de su repentina citación. -Tomad asiento. -les instruyó a todas, haciendo un gesto hacia las sillas vacías de su clase mientras las chica se sentaban. Ella cerró la puerta detrás de ellas mientras descendían hasta unas cuantas sillas que estaban al lado, cada una mirándola atentamente, preparándose para sus siguientes palabras. Caminó hasta la mesa en el lado opuesto a las chicas y se apoyó para estar mirándolas.

-¿Qué está pasando? -le preguntó Mimi ansiosamente cuando ella no dijo nada.

-En realidad no sé cómo deciros esto. -empezó, bajando su mirada hasta elsuelo por un momento antes de encontrarse con los ojos de Mimi. -Así que tan solo voy a decirlo. -se pausó brevemente para mirar a cada una las caras preocupadas delante suyo. -Ana ha tenido otro ataque antes durante la clase de Francés. -les informó, con un tono neutral. -Se la han llevado al hospital. -Durante un momento, nadie dijo nada, cada una de ellas mirando a las otras aparentemente sin palabras.

-Está... ¿está bien? -finalmente consiguió preguntar Mimi. -Quiero decir, está bien ¿no? -Mamen cogió una silla y la puso en frente del par de mesas donde ella estaba sentada junto a Aitana.

-Mimi. -empezó, levantando una mano y cogiendo la de la más joven entre la suya tranquilizadoramente mientras se sentaba. -Sé que esto da miedo pero de verdad, necesito que intentes no preocuparte...

-Eso no es una respuesta. -señaló, sintiendo el intento de evitar contestar directamente a la pregunta.

-No, no lo es. -contestó simplemente de acuerdo. Suspiró para si misma al tener que ser ella la que diera las malas noticias. -La verdad es que Ana no está bien. -Mimi sintió lágrimas en sus ojos y miró hacia Aitana quien parecía desconcertada ante la brutal honestidad de su profesora.

Guerras y TribulacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora