Armar una red de mentiras y moverme a través de ella se volvió mi manera de sobrevivir. Para los Hijos de Diana, para los vampiros, para los cazadores, para el gobierno; no importaba. Todo se reducía a sobrevivir y cumplir con mi misión. Suprimir emociones, fingir otras y crear un cóctel de falsedades con verdades era mi función. A veces incluso me olvidaba de las consecuencias. O, quizá, ya había dejado de importarme.
A eso me aferraba al sonreír y tratar con afecto a cada hombre que entraba en el radar de mi empleador. Así conseguía la información que necesitaba.
La noche que mi estilo de vida por el último año y medio se derrumbó, mi objetivo fue un celular que extraje de la chaqueta del banquero con el que bailé. Entre risas, palabras ingeniosas y toques más allá de lo apropiado, el preciado aparato acabó en mi poder. Estaba tan encantado que no notó su ausencia y me acompañó hasta mi vehículo con la insistencia de vernos de nuevo.
Le mentí una vez más y me marché. Conduje hasta la parada de autobuses indicada, metí el celular en un sobre y lo dejé en la banca. Luego, esperé al otro lado de la calle en el interior de mi auto mientras era recogido. Para hacer más llevadero el paso del tiempo, saqué de debajo de mi asiento una botella ya abierta de vodka.
Mi celular sonó. Era Wyatt.
—Confírmame la recepción —fue lo primero que dijo.
A penas terminó con su frase, un muchacho en bicicleta se detuvo junto a la banca y tomó el sobre. Tenía el color de gorra acordado, así que esperé a que se fuera para encender mi vehículo y retirarme.
—Confirmado. Ya me voy.
—Bien hecho, Vanessa.
Puse el celular en altavoz en el asiento del copiloto y conduje con la botella entre mis piernas para continuar bebiendo. Anhelaba quitarme ese vestido ajustado y tirarme en la cama de mi apartamento alquilado.
—Antes de que vayas a descansar, necesito que busques un paquete en el hotel que queda en la antigua plaza.
Suspiré. La noche todavía no terminaba.
—¿En la recepción? —pregunté.
—Sí, ya te conocen. No tendrás ningún problema.
—¿Wyatt?
—Dime.
—Quiero que me reubiques pronto. Ya tengo demasiado tiempo en esta ciudad.
Alcanzar las dos semanas en un mismo lugar me ponía intranquila y ya llevaba casi un mes allí. No podía ser recordable y lo dicho por Wyatt encendió de nuevo mi alarma.
—Lo sé. Sé que me estoy excediendo del tiempo acordado, pero tienes que ser paciente. Sabes que dependo de las decisiones de arriba.
Lo que sabía era que mis habilidades de engaño captaron la atención de los jefes de Wyatt y él se encargó de reclutarme. No me lo había dicho directamente, pero siempre intuí que eran asuntos del gobierno. Me sentía como una espía. Verlo de esa manera me daba motivación extra.
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La Desertora | Trilogía Inmortal I [COMPLETA]
Hombres LoboVanessa regresó para salvarlo, sin imaginar que quedaría atrapada en medio de una lucha de poder, envuelta en más mentiras y rodeada de traidores. *** El pasado siempre regresa y Vanessa lo tuvo claro el día que decidió huir. Fue consciente de que n...