Capítulo 7 | Comienza el juego

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Acordamos reunirnos en la Sala del Consejo

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Acordamos reunirnos en la Sala del Consejo. Cuando no se planificaba la presencia de Los Tres, se trataba de una habitación subterránea fría y gris. Esa especie de cueva debía encontrarse ahí desde antes de la construcción de los muros, o incluso de la formación de los Cephei como tal.

Del espacio irregular, con suelo y paredes de piedra, emanaba una energía que ponía de punta los vellos de cualquiera. La escasa iluminación provenía de velas aromáticas, distribuidas en agujeros naturales de las paredes y bases de madera tallada. Tres estatuas resguardaban el lugar. Ceres, el primer alfa de los Cephei, se imponía junto a los puestos de Los Tres ubicados en la parte más alta, como si participara en la toma de decisiones. A un costado había un modesto altar dedicado a Diana, la encargada de bendecir nuestros pasos. Por último, no muy lejos de la diosa, yacía Arthur, como el alfa previo que le dejó su legado al siguiente en la línea, preparado para supervisarlo todo.

En ese momento recordé con claridad la vez que acompañé a Drake al templo de la diosa para enfrentarse a los ancianos. Ellos le advirtieron que le quitarían el derecho de convertirse en alfa si continuaba conmigo, sin embargo, él los mandó a la mierda. Así, sin más, renunció al motivo de su existencia por mí. ¿De verdad había valido la pena tanto teatro para al final de todas maneras conseguir lo que siempre soñó?

En la mesa ovalada en el centro de la habitación, nos esperaban Josh, Patrick y Paula. Sobre la superficie estaba un bolso, una pistola y las carpetas que pedí.

—Llegan tarde —reclamó Josh.

—Estaba gestionando los últimos detalles —repliqué—. Todavía estamos a tiempo.

En realidad, la noche anterior había saqueado el bar privado de Arthur y dormido más de la cuenta producto de ello. Estuvo mal invadir la recamara del fallecido, pero estando muerto no necesitaba disfrutar de las maravillas del alcohol. En cambio yo lo requerí para apagar los pensamientos de preocupación y angustia, y así descansar lo suficiente antes de la misión.

Josh dejó el asunto ir.

—Alan me contó que ya sabes sobre su... condición y que lo usarán a su favor. Aquí está su suministro de sangre —continuó tocando el morral.

Por el rabillo del ojo vi al rubio haciendo una mueca. No estuve segura si fue por encontrarse aguantando las ganas de balancearse sobre la sangre y satisfacer su desmesurada sed; o por disgusto al resaltarse una vez más su dependencia del líquido vital.

—Está bien. —Me acerqué a la mesa y ojeé los papeles por unos instantes—. Todos se ven reales.

—Y lo son. Por eso espero que esto valga la pena y traigas a mi hermano de vuelta.

Paula desdobló sus piernas y se inclinó hacia adelante para tocar el antebrazo del castaño.

—Yo sigo creyendo que esto es demasiado. No podemos simplemente darle toda esa información a los vampiros —dijo.

La Desertora | Trilogía Inmortal I [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora