Lo Mejor De Mi Vida ©

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Diego...

Mientras esperaba la respuesta de Javier no podía dejar de pensar en todos lo errores que cometí, había actuado como un cavernícola, como si no tuviera cabeza ni corazón, había condenado a Roberta y lo peor de todo es que me convertí en el monstruo que destruyó a mi familia que era lo mejor que tenía en la vida.

No puedo interrumpir el llanto que me atropella, no puedo después lo que acabé de ver, ella sufría mientras fui un estúpido, mientras yo lastimé a mis hijos y metí a esa mujer a mi cama.

Solté un grito de frustración, de desespero, de tristeza.

Lo último que vi en esas imágenes fue como una puñalada, ella estaba indefensa, no se podía defender ¡Son unos malditos!

Javier seguía guardando silencio mientras yo estaba desesperado por escuchar la respuesta, sea la que sea prefiería saberlo.

Diego: ¡Contesta Javier! ¡Dime que no la tocaron! -grité con la mandíbula tan tensionada como mi corazón. Necesitaba saber eso para sentirme mejor.

Javier: No voy a negarte que las ganas siempre estuvieron latentes, pero me resistí y no la tocamos. Si yo tengo a una mujer será bajo su consentimiento, tampoco soy tan miserable como crees.

Diego: Gracias a Dios -hablé bajito para mi y oprimí los ojos de alivio.

Javier: Tienes razón en sentirte así, si yo estuviera en tu lugar quizá estaría peor. -dijo muy retirado de mí, mis ganas de asesinarlo no dismunían porque él era el culpable de todo esto.

Diego: ¡Cállate imbécil! -Apreté los puños con fuerza- ¡Todo lo que está pasando es tu maldita culpa! ¡Suéltame, que tengo que irme de aquí! -necesitaba actuar de inmediato, necestiaba buscar a Roberta.

El me miró desde donde estaba sentado.

Javier: número uno -empezó a indicar con sus dedos- No me voy a callar porque todavía no sabes mucho. Número dos, no te voy a soltar -soltó una risa- no soy tan imbécil, si lo hago tú me matas y número tres cuando sepas toda la verdad y yo me marché el personal de servicio del hotel recibirá una llamada para que te liberen.

¿Todavía había más?

Diego: Lo único que me interesa saber de ti es el ¡¿por qué regresaste?! ¡¿Por qué si fueste el culpable me lo estás confesando?!

Hizo un gesto con su boca y ladeo la cabeza.

Javier: Todos tenemos la opción de redimirnos, por eso lo hice porque sé que fue un error, porque necesito liberarme de esto y concentrarme en lo que en realidad me importa.

Diego: ¿Y tenías que esperar a que todo esto sucediera? ¡¿Por qué no apareciste antes?!

Javier: Lo siento, pero al principio yo creí que esto era un absurdo, solo que tú te creíste todo y tomaste las decisiones que pensaste eran las mejores, pero bueno ya, hablemos de lo que me interesa porque el tiempo se me agota y un vuelo me espera... -tomó un sorbo de agua antes se continuar hablando- solo te pido que dejes de forcejear con los amarres, es inútil y te estás lastimando, yo no voy a hacerte nada malo, es más vengo a abrirte los ojos -abrió las manos y dio unos pasos en el pequeño espacio- ¿Te suena el nombre de Belén?

Diego: ¡¿De dónde conoces a Belén?!

Javier: Ay Dieguito, la que te espera -deslizó su mano desde su barbilla hasta su nariz y viceversa- me das hasta pena... Belén tiene mucho que ver en todo lo que te pasó, yo no fui el único autor.

Diego: ¡¿De qué hablas?!

Él usaba su celular.

Javier: Belén sabía todo, siempre supo donde estaba Roberta y tú la metiste en tu casa y en tu cama, que bajo caíste Dieguito, si no quieres creerme, mira -acercó su celular con las conversaciones que mantuvieron entre ellos, ¡Era una maldita! Definitivamente todos me estaban viendo la cara.