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Roberta...

Mi corazón bombeaba a un ritmo infrecuente, las emociones dominaban más allá de la razón. Cuando los vi, sentí como todo mi mundo salía de ese túnel oscuro en el que estaba, sentí como volvía de nuevo a la vida en aquellas caritas y sonrisas... eran ellos, eran reales y los tenía de nuevo, eran mis niños, los tocaba y mi alma se llenaba de gozo porque los sentía.

Obtenía una oportunidad para vivir junto a ellos y no dejaba de abrazarlos, olerlos y besarlos... es que no podía vivir con la idea de perderlos para siempre y menos en la manera que supuestamente ocurrieron los hechos. Eso me martarizaba cada día y no conseguía la paz.

Estaba feliz en todo el sentido de la palabra, literal... No dejaba de reír y llorar, además mis manos no dejaban de temblar en ningún momento, todo me sobrepasaba pero fue lo mejor que pudo pasarme siempre.

Sus ojos me atraparon en el momento en que se sentó junto a nosotros y no quise que se fuera, quería tenerlo junto a nosotros, él era parte de todo esto. Respiraba agitada mientras recibía las caricias de mis hijos y me detuve a observarlo a él unos segundos, su cara me lo dijo todo, tenía la expresión que seguro llevo yo...sorbía por la nariz y sonreía viendo la escena.

De repente hizo el intento de levantarse para retirarse y en ese momento con todo el manojo de nervios y nada de responsabilidad por los niños que estaban ahí le pedí lo que quería, lo que deseaba y añoraba, que se quedara con nosotros... luego no resistí un segundo para capturar sus labios con los míos en un pequeño beso que me hizo avivar el hueco en el estómago y alterar mis sentidos.

Después de ese beso todo entre nosotros fue total silencio, yo escuchaba como a lo lejos algunos gritos de alegría de los niños. El mordió su labio inferior y yo repasé mis dedos por mis labios, quería más y no lo negaba, pero no ahora. Primero necesitabamos hablar y aclarar tantas cosas.

Karen: Ustedes se quieren cierto? -palpó con sus pequeñitas manos mi mejilla, yo sonreí observando su linda cara y llevé su mano a mis labios para darle un besito.

Karol: Claro que sí, por eso se dieron un beso así como los novios de las telenovelas que le gustan a la abue.

Diego: Oyéme señorita! ¿Ustedes que hacen viendo eso?

Los niños sonríen, llevan la mano a la boca y se sonrojan, me agrada tanto esta escena, como en los viejos tiempos.

Alex: Cuando venimos a ver a la abuela ella coloca eso en la tele y se pone a llorar y a reír cuando pasan algunas cosas. -dice elevando una ceja confundido.

Estaba cansada, creo que mi cuerpo empezaba a cobrarme todo lo que dejé de hacer, mis ojos empezaban a pesar y el estómago lo tenía revuelto, pero lo podía tolerar por otro rato más. Los niños seguían hablando, Diego solo miraba.

Diego: Creo que debemos dejar descansar a mamá, recuerden que ella está enferma, mejor vamos a jugar con los primos un ratito.

Los niños hicieron puchero y negaron con la cabeza.

Karol: No papi, yo quiero quedarme aquí con mamá -se aferró a mí resitiéndose a irse.

Roberta: Cariño obedece por favor ¿Sí? -le pedí acariciando su cabeza. Aunque deseaba tenerlos conmigo más rato también quería lograr un momento para hablar con Diego a solas.

Karen: Sí Karol vamos a jugar con Briana. -dio un salto fuera de la cama.

Alex: Y con Manu. Así dejamos un rato a nuestra reina descansar -sonrío y se acercó a darme un beso.

A veces no me gusta tanto la melosidad pero viniendo de mis hijos nunca está de más.

Karol: Está bien, más tarde venimos mami. -

Lo Mejor De Mi Vida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora