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Diego~

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Diego~

Unos balbuceos interrumpen mi sueño, abro los ojos y el panorama es espectácular, veo a dos de mis amores, Roberta y mi Alex quien tiene veintitrés meses y no ha querido quedarse en su cuarto por estar al pendiente de sus hermanas y mamá, según piensa él porque la verdad es que cae a dormir profundo.

Desde hace seis años soy tan feliz, hace seis años, exactamente dos semanas después de la graduación del Elite Wey School le propuse matrimonio a Roberta, ocho meses más tarde nos casamos y ahora compartimos todo y amo que sea de esa manera, amo haber terminado casado con una mujer como Roberta, fuerte, sensible, dulce y tierna.

Para complementar nuestra felicidad hace un par de semanas nos llegó un regalo doble, nuestras gemelas Karol y Karen, mis hermosas princesas. Las amo demasiado y voy a protegerlas siempre.

Los balbuceos siguen y me acerco a la cuna desde donde provienen. Me levanto con cuidado de no despertar a los demás.

Diego: ¿Qué tienes princesita?-Acaricio la carita de Karen quien es la culpable de que este despierto a las cuatro y media de la mañana. Algo que he aprendido es que los bebés molestan cuando están enfermos, piden cambio de pañal o tienen hambre.
Le reviso el pañal y esta seco, hace una hora Roberta se lo cambió, la bebé empieza a quejarse y va a llorar, lo sé por su gesto y no puedo permitirlo por esto le sigo hablando.

Diego: ¿Tienes hambre cierto?, pero no llores papá te va a alimentar preciosa- Estiro mis brazos para cargarla y acepto que me aterra cargar a mis hijos cuando están tan pequeñitos y frágiles pero necesito darle del biberón con leche extraída por Roberta para que ella no se despierte porque no ha dormido muy bien esta semana, las bebés se despiertan muy seguido en la noche, cuando no es una es la otra y cuando no, la una hace que la otra se despierte.

Al final la tomo entre mis brazos ni tan fuerte ni tan suave para que no se me caiga, tomo el biberón que esta sobre la mesita y me dirijo con ella a la que será su habitación, camino a pasos lentos para sentirme seguro de no tropezar con algo y allí me siento en la mecedora la acomodo para darle de comer y la observo, la contemplo como la joya más preciosa, como la más valiosa entre miles y millones de joyas. Es mía, es mi pequeñita y eso la hace especial a ella y a mis otros tres tesoros.

Veo sus ojitos, su boquita y la tranquilidad que emana al estar en mis brazos, se siente segura de estar con papá. Quiero que se siente protegida siempre que este conmigo. Le doy el biberón y un beso en la frente.

Diego: Eres muy comelona mi amor y crecerás muy fuerte- A penas y mueve los ojos esta nenita pero ya me tiene muerto de amor.-¿Quién es la bebé de papá?- Quisiera ver su sonrisa pero creo que tendré que esperar un poco más.

Lo Mejor De Mi Vida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora