Capítulo 7

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Naruto no pudo controlar la reacción que le causó la voz aterciopelada de Sasuke y se le puso la piel de gallina.

Entonces, Sasuke se puso en pie y le dejó en el suelo.

Antes de que Naruto pudiese asimilar qué era aquel vacío que le asaltó de repente al no tener las caricias de su esposo, Sasuke empezó a quitarle el yukata poco a poco.

Naruto se sintió atrevido y se quedó perplejo al comprender que le gustaba sentirse así.

¿Quién habría dicho que era una criatura tan sensual?

Hasta entonces, nunca había atraído la atención de los hombres.

Un cosquilleo indecente le nació en el ombligo y fue subiendo. Y también le gustó.

El pánico se instaló en su pecho en el mismo instante en que su yukata cayó por fin al suelo.

Cubierto sólo con una fina camisa y su ropa interior, la tela apenas servía de barrera para la mirada de Sasuke y los ojos de su esposo le quemaban la piel y le sonrojaban sin remedio.

Sasuke le observaba como si quisiera devorarle, como una bestia que tiene cercada a su presa.

Naruto debería estar asustado, pero lo que de verdad sentía era... deseo.

—Tendría que ir más despacio y disfrutar de las vistas, pero soy un hombre impaciente y no puedo contenerme más. Sencillamente, no puedo, necesito verte. Tengo tantas ganas de tocarte que estoy temblando.

Naruto nunca había sido un doncel propenso a los desmayos, de hecho, nunca había tenido ninguno, pero en esos momentos las rodillas prácticamente no podían sujetarle y la cabeza le daba tantas vueltas que tenía miedo de perder el sentido.

No tenía ya percepción de la realidad.

Se sentía como si estuviese flotando fuera de su cuerpo dentro de un sueño maravilloso del que no se quería despertar. Con la diferencia de que él jamás tenía sueños tan eróticos y estaba claro que en los mismos no participaba nunca un guerrero tan magnífico como el que ahora tenía delante temblando de deseo por él, mirándole como si fuera el único doncel sobre la faz de la Tierra.

Con una urgencia que hasta entonces no había mostrado, Sasuke le quitó la ropa que le quedaba y Naruto descubrió de repente que lo único que le cubría era la pequeña prenda que conformaba su ropa interior.

El escalofrío que le recorrió no tenía nada que ver con el frío.

Sasuke observó su cuerpo durante largo rato antes de mirarle a los ojos.

—Es un pecado que escondas un tesoro tan delicioso a la vista. ¿Te avergüenzas de tu cuerpo?

Naruto se sonrojó, muerto de vergüenza.

—No, quiero decir, sí. Tal vez. Es un inconveniente —concluyó al fin.

Sasuke se rió, una risa ronca y profunda.

—Dudo entre prohibirte que lo escondas y ordenarte que sólo me lo enseñes a mí.

—¿Te... te gusta?

—Oh, cielo, claro que me gusta. ¿A quién no le gustaría un cuerpo tan sensual como el tuyo? Y me gusta más ahora que puedo verlo sin ropa de por medio.

Sasuke enganchó los dedos en el borde de los bóxers de Naruto y tiró lentamente hacia abajo.

Naruto apartó la prenda con los pies y Sasuke le observó sin disimulo. Pero no se limitó a mirarle el torso. Naruto estaba completamente desnudo y Sasuke se tomó su tiempo recorriéndole con la mirada de la cabeza a los pies. Al terminar se detuvo en sus ojos.

Nunca te enamores de un UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora