Capítulo 5

12.5K 1K 264
                                    

—Por todos los dioses, Naruto, ¿de dónde has sacado eso? —exclamó Deidara al verle entrar.

Naruto cerró la puerta de un portazo y bajó la vista hacia la parte de su anatomía que tanto llamaba la atención de su primo.

—¡Es mi cuerpo!

—Bueno, eso ya lo veo. Lo que te estaba preguntando es dónde has estado escondiendo esas curvas todo este tiempo.

Naruto se quedó mirando a Deidara un segundo y de repente tuvo un ataque de risa.

Una de dos, o se echaba a reír o a llorar, y prefería arrancarse los ojos antes de permitir lo segundo.

—Es un... es un...

—¿Sí, Naruto? Es un ¿qué?

—¡Un idiota! ¡Un estúpido y engreído idiota!

—Ah, ya veo que tu repertorio de insultos deja mucho que desear —sentenció Deidara, serio.

—Estoy intentando contenerme —farfulló Naruto.

—Deduzco que estás hablando de Sasuke, ¿no?

Naruto suspiró.

—No va a funcionar, Deidara. He visto cómo es Itachi contigo y también Madara con Minato. En cambio, Sasuke...

El rostro de su primo se llenó de tristeza y preocupación.

—¿De verdad crees que vas a ser tan desgraciado?

Naruto se sintió de inmediato culpable.

Deidara se estaba recuperando de una herida muy grave y, dado que se había casado con el hombre que se suponía que iba a convertirse en el esposo de Naruto, seguro que se sentía muy mal al oír que él era tan desgraciado.

—Me sentiría igual, aunque me hubiese casado con otro Uchiha, así que no te sientas culpable por haberte casado con Itachi. Al menos uno de los dos es feliz y me alegro profundamente de ver que estás con un hombre que te ama tanto.

—¿Cómo fue anoche? —le preguntó Deidara con delicadeza.

Naruto entrecerró los ojos.

—No lo sé. Lo último que recuerdo es estar de pie frente a tu ventana. Me desperté junto a Sasuke en ropa interior. No puede haber sido tan malo si no me acuerdo, ¿no?

—¿Dices que todavía estabas vestido?

—Bueno, no estaba del todo desnudo, si es eso a lo que te refieres.

Deidara se rió.

—No pasó nada, Naruto. Sasuke no se acostó contigo. Estabas desmayado en esa silla cuando él vino a buscarte. Entró, te cogió en brazos y se te llevó de aquí. Seguro que te desnudó y te metió en la cama.

Naruto suspiró abatido y dejó caer los hombros.

—La verdad es que confiaba en habérmelo quitado de encima. Ahora volveré a estar preocupado.

Deidara le dio unas palmaditas en la mano.

—Te preocupas demasiado. Sólo duele un segundo y después es una sensación maravillosa.

Naruto no estaba convencido, pero no tenía ganas de seguir discutiendo.

—Bueno, ahora cuéntame desde cuándo tienes esas increíbles caderas.

Naruto puso los ojos en blanco.

—Utilizó ropa gruesa y holgada a diario. Me molestan al ejercitar con la espada y no me permiten moverme con tanta rapidez y agilidad, pero al menos los hombres no se me quedan mirando como si me estuvieran desnudando en sus mentes. Tal como ha dicho Sasuke, todo lo que me pongo que no me quede holgado me queda indecente.

Nunca te enamores de un UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora