Capítulo 3

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Tenía algo pesado encima de su cabeza.

Naruto gimió en voz baja y levantó una mano para quitarse de encima el objeto en cuestión, pero sólo encontró aire.

Se obligó a abrir los ojos y, en cuanto lo consiguió, se arrepintió.

A pesar de que todavía estaba oscuro, intentar fijar la vista le hizo estremecerse de dolor.

Al final, se quedó allí tumbado, haciendo recuento de sus circunstancias. Como por ejemplo que tenía un enorme cuerpo tumbado a su lado, que éste desprendía mucho calor y que él sólo llevaba puesta la ropa interior.

Se llevó una mano al pecho y comprobó que todavía llevaba el grueso y holgado yukata que siempre llevaba para disimular sus curvas. Todavía estaba en su lugar, lo que significaba que su esposo no había sido en exceso invasivo. Claro que al doncel tampoco le importaba si lo averiguaba. Al fin y al cabo, ahora era su marido. No podía ocultárselo para siempre.

Cerró los ojos e intentó recordar alguna imagen de la noche anterior, pero no lo consiguió. Lo último que se le venía a la memoria era estar de pie delante de la ventana de Deidara.

Y ahora estaba acostado en la cama, con su... marido.

¿Era válida la consumación pese a que él no pudiese recordarla?
¿No tendría que haberse quitado más ropa para poder hacer aquello?

Deidara y Minato no habían llegado a entrar en detalles tan específicos.

Entonces se dio cuenta de que, si no se acordaba de nada, probablemente no había sido tan malo como temía.

Sintió tanta vergüenza que notó una opresión en el pecho y se le sonrojaron las mejillas.

¿Qué diablos iba a decirle a Sasuke? ¿Cómo iba a ser capaz de mirarlo? ¿Y si se había comportado como un doncel del montón? ¿Y si le había decepcionado o si su ignorancia le había molestado?

A pesar del dolor de cabeza y del estómago revuelto, salió de la cama y se estremeció en cuanto el aire frío le rozó la piel.

El guerrero desprendía mucho calor y dentro de la cama se estaba muy bien.

Gracias a los dioses que no podía verlo. Estaba lo bastante cerca como para saber que Sasuke no llevaba su yukata.

Y si él... ¿Y si estaba completamente desnudo?

Naruto dudaba entre salir corriendo del dormitorio o echar un vistazo bajo las sábanas.

Y mientras seguía intentando resolver el dilema, se dio cuenta de que estaba en los aposentos de Sasuke y no en el que él había ocupado antes como invitado.

Se tropezó con el kimono que había utilizado en su boda el día anterior, que estaba arremolinado en el suelo y volvió a sonrojarse.

¿Le había desvestido Sasuke o se había desnudado él mismo?

Cogió el kimono del suelo y se cubrió de inmediato con la prenda lo mejor que pudo antes de abrir la puerta de la habitación y espiar el pasillo.

Se hallaba iluminado por diversas velas medio consumidas y, a juzgar por lo que Naruto podía ver, parecía vacío.

Gracias a los dioses.

Salió del dormitorio y corrió hacia el suyo. Se quitó el kimono y se puso un atuendo más cómodo.

Pantalones de abrigo, un yukata algo gastado y botas de piel.

A pesar de lo mucho que le dolía la cabeza, tenía que despejarse y el único modo que se le ocurría de hacerlo era con una buena pelea.

Nunca te enamores de un UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora