Capítulo 20

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—Levántate y vuelve a intentarlo, Naruto.

Naruto se puso en pie como pudo y se frotó el dolorido trasero.

Creía que el brazo se le iba a caer de un momento a otro. Hacía horas que no se sentía la mano.

Estaba tan cansado que se le nublaba la vista y, sin embargo, su esposo seguía dándole instrucciones.

Sasuke no era impaciente. De hecho, era el hombre más paciente que Naruto había conocido en toda su vida.

Incluso Kakashi se había irritado cuando le entrenaba y en más de una ocasión se había ido clamando a los cielos y diciendo que era imposible enseñar a luchar a un doncel.

Pero al final Naruto le demostró que se equivocaba. Igual que se lo demostró a todos los guerreros de su padre que se burlaban de él. E igual que se lo demostraría a su esposo, que parecía empeñado en lanzarle al suelo tantas veces como le fuera posible.

Casi arrastró la punta de la espada por la arena al acercarse a Sasuke, pero tuvo la precaución de no hacerlo. Él ya le había enseñado lo que pasaba si no cuidaba su arma como era debido.

—Por todos los dioses, muchacho, vas a volverme loco —se quejó Shisui—. Esta vez acuérdate de girar sobre ti mismo. Prácticamente no pesas nada, tendría que resultarte fácil ser más rápido que un hombre del tamaño del Lord. Utiliza esa rapidez a tu favor.

Naruto respiró profundamente a pesar del dolor y dio vueltas alrededor de su esposo a la espera de que éste hiciera un movimiento.

—Para. Para un momento, Sasuke.

Éste suspiró y bajó la espada al ver que Shisui se acercaba.

—¿Puedo hablar un momento contigo, Naruto?

Como no sabía si eso formaba parte de una estratagema de Sasuke para distraerle, Naruto se apartó despacio, sin dejar de apuntar a su esposo con la espada.

Sasuke le sonrió.

—Está aprendiendo, Shisui. No seas demasiado duro con él.

—Lo único que quiero es acabar con esto cuanto antes para poder ir a cenar —masculló el guerrero.

Se llevó a Naruto a un lado y le dijo:

—Te estás comportando como si esto fuese un ejercicio con normas y parámetros predeterminados. La guerra no es así, Naruto. Te mueves alrededor de Sasuke a la espera de que él haga algo y hasta entonces no reaccionas. Por eso siempre estás a la defensiva y por eso él siempre te lleva ventaja. Esta vez empieza tú el ataque. Ve a por él y aprovecha que eres más rápido. No tienes su fuerza, es una estupidez que intentes aguantar el ataque de un hombre que te triplica el peso, piensa en otro modo de derrotarlo. Y date prisa. Me estoy muriendo de hambre.

Naruto le sonrió.

—Haré todo lo pueda para que tu agonía sea lo más corta posible, Shisui.

—Sasuke es muy capaz de pasarse aquí toda la noche, muchacho. No lo dudes. O consigue lo que quiere o no parará hasta que estés destrozado. Lo que suceda antes. Mi consejo es que le des lo que quiere y así todos podremos volver a la fortaleza y dejar de pasar frío.

—Te estás convirtiendo en una anciana.

—Más vale que Sasuke no me dé nunca permiso para luchar contigo, entonces verías quién es una anciana. Y no seré tan compasivo como lo está siendo él.

Naruto arqueó una ceja.

—¿Quién dice que Sasuke está siendo compasivo? Mi trasero no está de acuerdo con esa afirmación.

Nunca te enamores de un UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora