Capítulo 13

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Naruto se despertó envuelto en una agradable calidez. Estaba rodeado de calor.

Flexionó los dedos de los pies y suspiró cuando se hundieron en las pieles. Abrió perezoso los ojos y vio que en la chimenea ardía un gran fuego.

Despertarse con fuego al lado era un lujo al que no estaba acostumbrado y decidió que no le costaría nada habituarse.

Miró a su lado y sólo encontró la cama vacía. No había nada que delatase que Sasuke había dormido con él, con las piernas y los brazos entrelazados durante casi toda la noche.

Alargó una mano y tocó las pieles donde él había estado y después acarició la almohada donde había descansado la cabeza.

Naruto sentía los efectos de la posesión de Sasuke. Cada vez que se movía notaba una sensación entre las piernas y le dolían los músculos como cuando se pasaba horas practicando con la espada.

No tenía ningunas ganas de salir de la cama.

Sí, estaba dolorido, pero era una sensación maravillosa. Una que estaba dispuesto a sentir una vez tras otra. Y otra.

Cerró los ojos y se desperezó mientras en su mente volvía a verlo encima de su cuerpo, dentro de su cuerpo, acariciándole, haciéndole el amor con los labios.

Un ruido en la puerta le obligó a abrir los ojos y vio que Tsunade asomaba la cabeza en el dormitorio.

—Ah, veo que estás despierto —le dijo, entrando ya del todo antes de cerrar a su espalda.

—Y yo veo que sigues tan observadora como siempre —contestó Naruto sarcástico.

Tsunade se rió y puso los ojos en blanco.

—Lord Sasuke ha pensado que te apetecería bañarte antes de que empiecen tus clases. He pedido que calienten agua para llenar la bañera.

—¿La bañera? ¿Qué bañera?

Naruto se sentó en la cama y tiró de las pieles para taparse. Se frotó los ojos y vio que frente a la chimenea había una enorme bañera de madera. Antes se le había pasado por alto.

¿Cuándo la había llevado Sasuke al dormitorio?

Probablemente la noche anterior, antes de sacarle de su cuarto mientras dormía.

Entonces asimiló otra cosa que Tsunade había dicho.

—¿Clases? ¿Qué clases?

Colgó los pies por el lateral de la cama sin soltar las pieles que cubrían su cuerpo desnudo.

Tsunade sonrió.

—Lord Sasuke nos ha pedido, a mí y al resto de mujeres y donceles de la fortaleza, que te enseñemos los deberes del doncel de la fortaleza. Ha dicho que es obvio que no sabes en qué consisten y que dado que eres el esposo del Lord ya va siendo hora de que aprendas a ocupar el lugar que te corresponde.

Naruto se quedó sentado en la bañera, con el agua cubriéndole hasta las orejas.

Estaba furioso.

Después de una noche maravillosa, de una noche tan increíble que había dado por hecho que Sasuke y él iban a empezar de nuevo, que Sasuke sentía algo por él, su esposo había salido de la cama y había decretado que tenía que empezar a comportarse como un doncelito obediente.

Para empeorar las cosas, Tsunade estaba sentada junto a la bañera, repasando la lista de instrucciones que Sasuke le había dejado.

No podía vestirse como un hombre. No podía llevar a cabo actividades impropias de un doncel, como, por ejemplo, ya que había tenido la desfachatez de detallarlas, practicar con la espada, pelear o hacer cualquiera de las cosas que hacían los guerreros. Y, por supuesto, no podía vestir prendas holgadas.

Nunca te enamores de un UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora