Capítulo 6

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Era tarde cuando Sasuke subió la escalera que conducía a su dormitorio.

Junto con sus hermanos, se habían pasado gran parte de la noche planeando cómo iban a proceder a partir de ese momento, y por la mañana él y su esposo partirían rumbo a la fortaleza de los Uzumaki para ocupar el cargo de Lord del clan.

Como era de esperar, Kurama Uzumaki ya se había ido, llevándose consigo una docena de sus mejores hombres, hombres que Sasuke no podía permitirse el lujo de perder.

El hasta entonces Lord se había escabullido en mitad de la noche como un cobarde y ni siquiera se había despedido de su hijo. Claro que Sasuke no quería que volviese a acercarse a Naruto.

Sí, el cambio iba a ser positivo para el clan Uzumaki. La cuestión era si ellos lo sabían y si iban a darle la bienvenida a Sasuke.

Por supuesto que no.

Tal vez unos pocos sí lo harían, pero él sólo tenía que imaginarse cómo se sentiría si le presentasen un Lord nuevo de la noche a la mañana.

Sasuke nunca se había planteado convertirse en Lord. Esa responsabilidad siempre había recaído en los hombros de Madara y en los de sus herederos. Él era el tercer hijo y su deber siempre había sido estar al lado de su hermano, serle fiel y leal e incluso sacrificar su vida por la suya, o la de su esposo y sus hijos.

Ahora tenía que hacer frente a una gran labor y no sabía si sería capaz.

¿Y si le fallaba no sólo a su nuevo clan sino también a su hermano y al rey? Por no mencionar a su esposo.

Sasuke odiaba sentirse inseguro y jamás lo reconocería ante nadie excepto sí mismo.

Tal vez él dudase sobre si era el mejor candidato para liderar el clan Uzumaki, pero ellos jamás lo sabrían. Si les mostraba el menor signo de debilidad, lo interpretarían como que no era digno de ser su Lord, y prefería morir antes que permitir que sucediera tal cosa.

No, tenía que ser fuerte. Tenía que dejar claro desde el principio que no iba a tener piedad. Si quería convertirlos en un ejército tan asombroso como el clan Uchiha, era imperativo que se ganase su respeto.

Para su sorpresa, cuando abrió la puerta de su dormitorio se encontró con que Naruto estaba esperándolo despierto.

Se hallaba sentado junto al fuego. Su cabello reflejaba la luz de la chimenea y brillaba como si fuera de oro.

Sasuke había dado por hecho que se habría escondido en sus aposentos y que lo evitaría a toda costa.

Naruto no lo oyó entrar y Sasuke aprovechó para estudiar su figura.

Sonrió al ver que había vuelto a cambiarse de ropa a prendas más holgadas. Era impresionante lo bien que conseguía disimular su figura, a pesar de que era un pecado intentar ocultar un cuerpo tan hermoso.

Como si notara que le estaba observando, el doncel se dio media vuelta despacio y el fuego destelló en sus ojos.

—Tendrías que estar dormido —le dijo tras carraspear—. Es tarde y partiremos mañana por la mañana.

—¿Tan pronto?

—Sí, tenemos que darnos prisa.

—Está nevando. La tormenta ya está aquí.

Sasuke asintió y se sentó en el borde de la cama. Tiró de las botas y las lanzó al suelo.

—Probablemente nevará toda la noche. Avanzaremos despacio, pero si nos quedamos y esperamos a que pare, no llegaremos hasta la próxima primavera.

Nunca te enamores de un UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora