Capítulo 28

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—¿Qué escribes en esos pergaminos?

Sasuke se apartó como si la pregunta le hubiese pillado completamente desprevenido.

Después le miró un poco... avergonzado y Naruto se preguntó si había metido la pata y había echado a perder aquella velada tan íntima.

—Mis pensamientos —contestó Sasuke al fin—. Escribirlos me ayuda a encontrarles sentido.

—¿Cómo una especie de diario?

—Sí, en cierto modo. He descubierto que se me da mejor expresarme por escrito. No soy un hombre elocuente y no me gusta demasiado hablar.

—¡No me digas! —se burló el doncel.

Sasuke le dio una palmada en el trasero.

—Es algo que hago desde pequeño, desde que aprendí a leer y escribir. Mi padre era muy culto y se encargó de educar a sus hijos. Solía decir que a un guerrero la inteligencia le resulta mucho más útil que la espada.

—Parece haber sido un hombre muy sabio.

—Lo era —convino Sasuke en voz baja—. Era un gran Lord, el clan entero lo adoraba.

Naruto miró a su esposo a los ojos y supo que los demonios del pasado lo estaban persiguiendo.

Se arrepintió de haberle hecho pensar en su padre, porque era imposible separar su muerte de la traición de Sakura. Pero al mismo tiempo quería saber más al respecto, para ver si así podía ayudarle a sobrellevar su carga.

—Háblame de Sakura —le pidió.

Sasuke se tensó y se le demudó el semblante.

—No hay nada de que hablar.

—No estoy de acuerdo. Ella te convirtió en el hombre tan duro que eres ahora. Te arrebató algo que debería pertenecerme a mí por derecho.

Sasuke le miró confuso.

—¿De qué estás hablando?

Naruto le acarició la mejilla.

—De tu corazón. No puedes entregármelo del todo porque ella sigue ocupando una parte.

—No es verdad —negó Sasuke.

—Sí —insistió Naruto—. La parte que le ofreciste a ella está dura como una piedra. Cuando Sakura te traicionó, encerraste esa parte dentro de ti y no has vuelto a sacarla nunca más. Ella está ahí atrapada con algo que me pertenece y quiero que me lo devuelva, Sasuke. Ya no estoy dispuesto a conformarme con menos.

Sasuke le miró incrédulo.

—Pides cosas irracionales, Naruto.

El doncel soltó el aire, impaciente.

—¿No te parece razonable que quiera el corazón entero de mi esposo? ¿Acaso tú aceptarías que parte del mío le perteneciese a otro y que nunca pudieses llegar a tocarlo?

Sasuke le fulminó con la mirada al oír eso.

—Estás haciendo una montaña de un grano de arena. Sakura forma parte de mi pasado. Tú eres mi futuro. Una cosa no tiene nada que ver con la otra.

—Entonces háblame de ella —le retó—. Si de verdad no es ninguna amenaza, no pasará nada porque hables de ella.

Sasuke suspiró y se pasó frustrado una mano por el pelo. Se tumbó de espaldas, mirando al techo.

Naruto se quedó quieto y esperó a que controlase su mal humor.

—Fui un idiota.

Naruto no dijo nada y observó como las emociones pasaban por el rostro de su esposo.

Nunca te enamores de un UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora