Capítulo 10

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Al día siguiente era media tarde cuando alcanzaron la muralla de la fortaleza Uzumaki.

Para Naruto era importante entrar cabalgando solo y saludar a su gente como un doncel con su propio poder.

Para Sasuke parecía igual de importante que pareciese un doncel indefenso y bajo su mando.

Al final, Naruto llegó a tierras de los Uzumaki sentado delante de Sasuke, acurrucado entre sus brazos y montado en su mismo caballo, tal como había viajado todo el día.

Su esposo había decretado que cabalgaría con él, porque no llevaba ropa de abrigo apropiada.

Cuando vio que estaban acercándose a su fortaleza, Naruto insistió en volver a su montura, pero Sasuke se limitó a ignorarle y seguir adelante.

Si era sincero consigo mismo, tenía que reconocer que le daba miedo enfrentarse a su gente.

Habían cambiado muchas cosas desde su partida, semanas atrás.

Ahora volvía casado con el hermano Uchiha equivocado y sin su padre. E iba a tener que presentarles al nuevo Lord del clan.

Se oyó un grito en cuanto el ojeador que había en la torre los avistó.

Sasuke frunció el ceño y miró de reojo a Shisui. Éste se encogió de hombros.

—¿Qué pasa? —quiso saber Naruto, al ver que se comunicaban en silencio.

—Es preocupante que hayamos tenido que acercarnos tanto para que nos vieran —señaló Sasuke enfadado—. Si Danzo logra acercarse tanto, cuando reaccionemos ya será demasiado tarde.

—Tal vez deberías conocer a tu clan antes de empezar a criticarlo.

—No me preocupa herir sus sentimientos —le recordó el Uchiha—. Me preocupa su seguridad. Y la tuya.

Naruto intentó echarse al máximo hacia adelante cuando se abrió la puerta de la fortaleza.

Tal como se había temido, gran parte del clan se había congregado en el patio de armas para ver de cerca a su recién adquirido marido.

—Suéltame para que pueda presentarte —le dijo a Sasuke en voz baja.

Pero él le abrazó con más fuerza y ni siquiera le miró. Tenía la mirada fija en la multitud allí reunida.

Sasuke tiró de las riendas cuando apenas lo separaban unos metros de ellos y, sin decir una palabra, desmontó y con una mano sujetó el caballo para que Naruto no se cayera.

—Ocúpate de mi esposo —le ordenó a Shisui.

¿Ocúpate de mi esposo?
¿¡Ocúpate de mi esposo!?

Naruto se quedó perplejo al ver que Sasuke se alejaba de él y se dirigía a su clan.

A su clan, maldita sea.

Shisui desmontó y levantó a Naruto de la silla como si no pesara nada. Le echó luego unas pieles sobre los hombros y le apartó de Sasuke, colocándole una mano en el hombro para indicarle que se estuviese quieto.

—Me llamo Sasuke Uchiha —se presentó éste con tono pausado y directo—. Soy el esposo de Naruto y vuestro nuevo Lord.

Hubo exclamaciones de sorpresa y todo el mundo empezó a hablar a la vez.

—¡Silencio! —rugió Sasuke.

—¿Qué le ha pasado a Lord Kurama? —preguntó Shino desde en medio de un grupo de soldados.

—Sí, ¿qué le ha pasado? —lo secundaron varios.

Sasuke miró a la multitud a los ojos.

—Ya no es vuestro Lord. Eso es lo único que debe preocuparos. A partir de hoy, debéis jurarme lealtad a mí o, de lo contrario, os iréis de estas tierras. Mi palabra es ley. Tenemos mucho trabajo por hacer y muchas horas de entrenamiento por delante si queremos plantarle cara al ejército de Danzo Shimura. Nuestra alianza con mis hermanos, Madara e Itachi, así como con los otros clanes vecinos, nos hará invencibles. Si queréis conservar vuestras casas y criar a vuestros hijos en paz, tenemos que luchar. Y si tenemos que luchar, más nos vale estar preparados.

Nunca te enamores de un UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora