RENDIDA

13K 525 16
                                    

Pasaron 3 días con normalidad. No me volvió a pegar ni a violar.

Tan sólo venía, me alimentaba, me llevaba al baño y me volvía a atar.

No era el mismo de antes. Ese chico que durante los primeros 10 días me maltrataba.

Pero tampoco era el chico que me acarició la mandíbula.

Ahora sin embargo, yo estaba atada a la silla de nuevo.

Con las cuerdas rodeando mis caderas, brazos y piernas.

Llevaba unos 14 o 15 días secuestrada.

Había perdido toda la fe.

Tenía dos opciones.

O quedarme ahí hasta el fin de mis días.

O que él pusiera fin a esos días.

Esa noche él no me dio de cenar. No vino a verme desde después de la comida.

Durante mi secuestro había perdido mucho peso.

Yo no era una chica especialmente delgada ni esbelta.

Pero ahora, empezaba a notar como se comenzaban a marcar mis costillas; y como el nivel de mi abdomen disminuía.

Dormí hasta que me desperté de un susto.

La puerta se abrió demasiado fuerte esta vez; provocando un gran estruendo.

50 DÍAS CIEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora