UNA CUERDA EN EL CUELLO

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Me ató una cuerda al cuello; y comenzó a penetrarme. Sin si quiera haber lubricado antes su pene con mi saliva.

Emití un grito de dolor. Ardía al pasar por las paredes de mi vagina. Se notaba tan seco.

Dolía al principio, poco a poco comenzó a humedecerse más con el alcohol que caía aún por mi cuerpo y se introducía en mi interior por la fricción. 

Acabó siendo placentero.

Mientras él me penetraba, tiraba de vez en cuando de la cuerda que estaba atada a mi cuello haciendo que yo gimiera de placer.

La cuerda no estaba atada muy fuerte. Lo suficiente como para hacer que disfrutara más del acto.

Yo gemía sin control, entonces él empezó a emitir graves gemidos roncos. 

Me sorprendí al oírlos.

En parte porque él no gimió la primera y única vez que me violó; tampoco iba mucho con su reservada personalidad.

 Aunque supongo que estaba borracho y no era muy consciente de lo que hacía. Y si se acordaba al día siguiente seguramente se arrepentiría y se avergonzaría por haberlo hecho.

Y por otro lado, sus gemidos me excitaron por la sensualidad y delicadeza con la que los soltaba.

Estábamos al borde del orgasmo.

Comenzamos a gemir con más intensidad.

Sus embestidas comenzaron a coger velocidad e intensidad. 

Él apretó la cuerda de mi cuello haciendo que me quedara con poco aire y llegara a un placentero y excitante orgasmo. 

De los mejores que había tenido.

Él sacó seguidamente su pene de mi vagina y se corrió en mi boca obligándome a tragar su semen. 

Como dije al principio, cuando lo hacía con Jungkook; yo nunca hago mamadas y por nada del mundo trago el semen. 

Había sido infiel a mi palabra.

Me volvió a atar en la silla como al principio. Manos atrás y piernas juntas. Y cadera al respaldo de la silla.

Me mordió algo fuerte los labios y se fue.



50 DÍAS CIEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora