UN REGALO

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Era la hora de cenar.

Mientras él me daba de cenar, quizás un poco más animado que por la mañana, yo sinceramente no sabía que decir o como actuar.

La desesperación de estar secuestrada me estaba apagando lentamente.

No sólo físicamente.

También apagaba mis emociones y sentimientos.

Me desató las piernas. Algo que agradecí, pues las tenía bastante adoloridas y entumecidas.

Me puso de repente algo frío en los oídos, unos auriculares.

Me quedé en blanco.

Entonces le dio al *play* y una hermosa canción comenzó a sonar e hizo que de inmediato una amplia sonrisa se reflejara en mi cara. 

Agust D.

¿Cómo sabía él que esa canción me gustaba?

Supuse que antes de secuestrarme había investigado a cerca de mí.

Entonces pensé.

Un escalofrío recorrió mi columna vertebral.

¿Y si es alguien que conozco?


Él no se fué.

Lo supe porque a pesar de no ver nada, oí una pequeña risa por su parte cuando canté alegremente el estribillo de Agust D.

En el aparato de música sonaba kpop. Mi género de música favorito. 

En concreto canciones de un grupo, BTS. Los escuchaba de vez en cuando, pues un integrante de los 7 del grupo era Suga. 

El chico que cantaba Agust D.

Cantaban y bailaban bien. Y eran hermosos, sobre todo Suga. 

Me gustaba como cantaba simplemente eso. No era una de esas fans que se saben toda la vida del cantante. 

Por saber, no sabía ni su nombre real.

  Se levantó pasado un rato.  

-Gracias- 

Le dije con una sincera sonrisa.

50 DÍAS CIEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora