I. Ella

178 14 0
                                    

Ella pensaba mientras el humo escapaba de su boca y rodeaba con perfecta delicadeza sus carnosos labios sin pintar.

La gente le hablaba, pero ella sólo tenía oídos para escucharse a sí misma.
Y, aunque sabía que a veces no debía viajar a sus profundidades más profundas por si acaso se encontraba con un monstruo más que otro, aquella noche no le importó.

A su izquierda, un chico de pelo negro y ojos verdes la miraba y sonreía.
Ella lo miró también y esbozó su típica sonrisa torcida, puede que demasiado sensual y atrayente.

Entonces el chico no pudo resistirse más y se acercó a ella.
Ella lo vio venir por el rabillo del ojo, pero se hizo la tonta conversando con sus amigos de cualquier tontería.

Cuando el chico hubo llegado a su altura, tuvo que pestañear varias veces más, pues la belleza de ella le parecía aún más perfecta en su cercanía.
El chico le pidió el número, y entonces sus amigos la miraron divertidos y con una ceja enarcada: La conocían y sabían la tormenta que se avecinaba con su respuesta y su actitud.

-Encuéntrame si eres capaz. - Le contestó ella sin mirarle.

Sus amigos estallaron en carcajadas, y el chico se encontraba confuso. Aunque sonrió. Por lo que se veía, a él tampoco le gustaban las cosas fáciles.

Pero no tenía ni idea en qué clase de tornado estaba a punto de adentrarse.
Y, aunque el chico se había acercado a ella con ganas de un lío de una noche, en breve iba a darse cuenta de que no podría escapar.

Y eso ella lo sabía.

Al igual que también sabía que ya no quería ser encontrada.

Lo Que Casi Sin Querer SangroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora