XXII. Hermoso Y Peligroso Desastre

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Verlos juntos era como contemplar dos grandes tornados a punto de chocar entre ellos, aunque personificados.

Cada uno era una clase de tornado diferente; puede que uno arrastrara consigo toda clase de maldad, mientras que el otro arrastraba consigo toda clase de bondad.
Pero seguían siendo tornados, y se complementaban de maravilla el uno al otro cuando se lo proponían.

Y juro que verlos juntos era el desastre natural más hermoso y peligroso de todos.

Lo Que Casi Sin Querer SangroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora