Me encanta verla correr y gritar como una niña de cinco años.
Me encanta esa cara larga que se le queda cuando la invito a cenar sin que ella tenga tiempo de impedírmelo.
Me encanta verla columpiarse en el parque, con su piruleta en la mano y el pelo revuelto por tanta hiperactividad.
Adoro verla sonreír... Como si nada le preocupara, como si nunca le hubieran partido el corazón tantas veces, como si realmente quisiera comerse el mundo...
Y así era; cada vez que sonreía lo devoraba de un bocado.
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Lo Que Casi Sin Querer Sangro
PoetryCuando das todo por intentar algo que tal vez suponga tu perdición, tal vez es porque en lo más profundo de tí tienes la tremenda esperanza de que puede que salga bien, de que puedes conseguir un tesoro cavando en las tierras del mismísimo infierno...