XXXVII. El Destino Es Caprichoso

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¡Maldito sea el Destino! Que nos vuelve a separar y nos deja una vez más con la dolorosa incertidumbre de si nos volveremos a ver.

¡Maldito sea el Destino! Que nos condena eternamente al poder de una mirada, privándonos de un simple roce.

¡Maldito seas, Destino! Que engañas a Cupido convirtiéndolo a él también en un juguete más para tu colección, y eres tan caprichoso que prefieres partir corazones con tus propias manos antes que admitir una sóla y triste derrota.

Lo Que Casi Sin Querer SangroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora