Él me decía que cada noche gritaba hasta quedarse sin voz.
Por lo que yo siempre entornaba los ojos y le respondía que eso no era verdad, porque yo dormía con él y jamás lo escuché gritar en la madrugada.Entonces él esbozó una débil sonrisa y, sin mirarme y en un susurro casi inaudible, me dijo:
-Nunca nadie los escucha.
Fue ahí cuando lo entendí todo y me esforcé lo que no estaba escrito para poder oírlo cuando gritaba y hacer de sus gritos menos gritos.
Desde entonces, ambos esperamos la llegada de la madrugada en un silencio como es debido, y envueltos en una tremenda armonía.
Él sólo necesitaba ser oído.
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Lo Que Casi Sin Querer Sangro
PoetryCuando das todo por intentar algo que tal vez suponga tu perdición, tal vez es porque en lo más profundo de tí tienes la tremenda esperanza de que puede que salga bien, de que puedes conseguir un tesoro cavando en las tierras del mismísimo infierno...