LXV. Desilusión Por Lata

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He llegado a la conclusión de que el gas de la Coca-Cola es como el desamor;

Si dejas quieta la lata, el gas no suena.
Si lo dejas estar, la herida no escuece.

Pero, si remueves rápidamente la lata, el gas suena de tal manera que parecen brasas.
Si urgas en la herida, los recuerdos te atacan y acabas muy mal herido, es decir, abrasado por dentro del dolor.

Así que, o dejamos de mover la lata... O las brasas se avivan más.

Lo Que Casi Sin Querer SangroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora