Y mírala ella qué bonita estaba, con su cigarro recién encendido y su pelo revuelto de por las mañanas.
Sonriente como ella sola y fuerte como ella misma.
Y es que nadie se le podía comparar, es que utilizaba zapatos de una plataforma de ocho centímetros y nadie era capaz de igualarla.
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Lo Que Casi Sin Querer Sangro
Thơ caCuando das todo por intentar algo que tal vez suponga tu perdición, tal vez es porque en lo más profundo de tí tienes la tremenda esperanza de que puede que salga bien, de que puedes conseguir un tesoro cavando en las tierras del mismísimo infierno...