LXXXV. A Juego

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Quiso cambiar...Y vaya si lo hizo.

Se tiñó su cabello color oro como el mismísimo azabache, y lo cortó sin pensarlo dos veces a la altura de los hombros, cuando antes le llegaba casi a las rodillas.

Mientras se duchaba, observaba el agua negra caer sobre su piel, hasta formar poco a poco un charco repleto de oscuridad ; ya no había marcha atrás.

La gente, al mirarla, ni siquiera la reconocía.
"Cómo has cambiado" Le decía cada persona que se paraba a charlar con ella.
"Demasiado, diría" Respondía. Y después se marchaba.

Quiso cambiar... Y vaya si lo hizo.
Porque ahora su pelo iba totalmente a juego con su oscura alma.

Lo Que Casi Sin Querer SangroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora