LVI. Ave Fénix

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Estuve cubierta de lenguas de fuego que  abrasaban y mordían piel y alma de una manera inhumana.

Y, de repente apareciste tú,
Extintor mano derecha,
dosis de amor mano izquierda.

Se supone que lo que se quema se vuelve ceniza,
Y así fue, me consumí.
Pero me impulsaste a resurgir.

Lo Que Casi Sin Querer SangroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora