LV. Autoquiérete

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-Un café con leche bien frío, por favor.

El camarero la miró extrañado; ¿Un café con leche frío? ¡Qué extraño le parecía!
Pero asintió sonriente y se marchó.

En su camino hacia la barra, su mente no dejaba de recordarle la triste mirada que aquella chica tenía, y lo apagada que su voz había sonado al tomarle el pedido.

Pensó que tal vez debía hacer algo.

Cuando volvió, la encontró jugueteando con un trocito de pétalo rojo.
Pero, lo que ella jamás habría pensado era que, el pétalo, ese que tan solitario descansaba entre sus dedos, iba a multiplicarse por mil:

Lo que el camarero le había dejado sobre la mesa era su café, con leche y frío, como ella pidió. Pero su interior estaba repleto de pétalos de rosa roja y, sobre ellos, de manera refinada y en azúcar...
Había una frase:

"Sonríe, estás preciosa".

-Me pareció que a tu café le faltaba una pequeña dosis de autoestima, ¿está mejor ahora?

Después de aquello, la chica cambio radicalmente su mirada triste por una dulce, y su voz apagada sonaba de lo más melodiosa.

Después de aquello, la chica cambió el café con leche frío por uno tan caliente que ardía.

Lo Que Casi Sin Querer SangroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora