XCVII. Incompleto

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Salimos del edificio sin mediar palabra alguna, y con la cabeza apuntando al suelo.
Me agarró de la muñeca y tiró de mí, lo miré, despacio.

-Por favor...

-No. - Le corté. - No lo hagas más difícil de lo que ya es.

Él suspiró, agotado, pero asintió con la cabeza.

-¿Se te olvida algo? ¿Lo has cogido todo?

Yo me giré y con lágrimas en los ojos,
susurré:

-No, no lo llevo todo.

Pero tenía la mochila llena.

Lo Que Casi Sin Querer SangroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora