T R E I N T A Y D O s

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Hoseok suspiró buscando la ropa que tenía en mente para sus dos pequeños de casi cuatro años, ya que hoy él sería el encargado de cuidar a sus hijos y uno de los pequeños Min. Pues hace unas horas Jihoon había sufrido un accidente con uno de sus juguetes, por lo que Taehyung junto a Jimin fueron rápidamente fueron con el chico al hospital. Yoongi, quien se encontraba en un importante viaje de negocios, no paraba que llamarlo cada cinco minutos, preocupado por la salud de su hijo más revoltoso y él no hacía nada más que tratar de calmarlo con que había sido algo mínimo. En cualquier caso, comprendía su histeria debido a que si las cosas hubieran sido al revés, podía asegurar que estaría peor.

—Papi, tengo hambre.— Habló Baekhyun sobando su pancita. Pronto los demás también lo imitaron con pucheros. Jung se derritió.

—¿Qué desean comer mis niños?— Los tres formaron un círculo y al estar de acuerdo se voltearon hacia él con las típicas sonrisas inocentes que su esposo solía colocar cuando quería algo.

—¡Helado, papi!— Soltaron al unísono.

—No pueden comer helado sin tomar desayuno, lo saben. Tae se molestará si lo hacen.— Se levantó y caminó con los tres infantes siguiéndolo. Luego tomó a sus hijos en brazos y los sentó en la cama, a Chanyeol lo sentó en uno de los sillones presentes en la habitación y le prendió una conocida caricatura. —Pero si se portan muy bien y se comen todo lo que habrá en el almuerzo, saldremos a comer helados como un rico postre.

—¿Con chispas de chocolate?— Preguntó feliz uno de los mellizos. Hoseok asintió, sintiendo las ganas de comerlas también.

Seguido de sonreírles le quitó el pijama a sus niños y les colocó la ropa escogida por él, un experto en outfits. Se felicitó mentalmente por su perfecta elección y después de colocarles unas zapatillas que combinaban entre los dos hermanos, les dio un beso en la cabeza, mismo que el invitado también reclamó y que le fue concedido. Todos bajaron y mientras ellos veían televisión, él preparaba un desayuno común pero nutritivo. Al estar satisfecho los llamó para comer.

—¡Yo estaré al lado de Baekhyunie!— Gritó con un puchero Chanyeol, su otro pequeño negó repetidas veces mientras sostenía también la ponre silla a un lado del más bajo de todos. El mayor se rio por ello y terminó por sentar a cada uno alrededor de Baek, evitando mayores discusiones. Dentro de él sabía que el tierno hombresito de grandes orejas en el futuro también querría estar el mayor tiempo posible con su hijo, además de que se convertiría en su mayor amenaza como todo un padre protector. Amaría molestarlo con pruebas para ver si era aceptado o no como yerno.

—¿Está rico?— Ellos afirmaron con la boca llena. Se alegró, comiendo los restos de huevo que se le habían quemado con anterioridad. Entre risas por los sonrojos de Chanyeol terminaron de comer.

—¿Tío Hobi... podría llamar a mi papá Jimin? Estoy ansioso por saber de mi hermanito.— Dijo mirando el piso. Jung de inmediato realizó lo que el pequeño pidió, dándole el teléfono luego de hablar con Taehyung unos minutos.

—¿Está bien?— Preguntó al ver su sonrisa luego de cortar.

—Sí, ya está curado... Uf, yo me asusté mucho y lloré con la sangre en su dedito.— Hoseok lo abrazó la notar que se pondría a llorar muy pronto. Sus hijos llegaron tiempo más tarde y también fueron partícipes de la demostración de cariño. —Gracias...— Murmuró con ligera vergüenza.

—No es nada, ¡ahora es momento de que vayan por sus chaquetas porque iremos a comprar juguetes!

[...]

«Creo que esto fue mala idea», pensó Ho sintiendo su gran dolor de pies y brazos a causa de las pesadas bolsas repletas de todos los juguetes que se les ocurrían a los menores.

—Baek, saca mi teléfono del bolsillo que tiene mi pantalón y contéstale a papá.

—¡Hola, papi, papá Hobi nos compró muchísimos juguetes nuevos!, y...— La voz del pequeño se perdió entre las estanterías con libros para colorear. Más tarde regresó y colocó el aparato donde estaba anteriormente. —Papá dijo que el tío Jin nos invitó a comer a su casa, iré a contarles a Jiwoo y a Chan.— Con una sonrisa se largó. Hoseok lo escoltó hacia la dulcería de al lado. Allí volvió a suspirar más fuerte cuando vio las otras bolsas rellenas de dulces de todo los sabores. Miró apenado a la vendedora.

—¿Cuánto es, señorita?

-—Cuarenta y dos mil wons.— Dijo antes de pasarle un datáfono. El pasó su tarjeta de crédito y puso la clave. —Sus hijos son adorables, señor.

—Lo son, además de unos chiquitines aprovechadores.— Rio despidiéndose de ella y saliendo por la puerta con ellos en una fila detrás. —¿Para Hobi no hay ninguno?

—Toma, papi.— Jiwoo le acercó un dulce alargado y de color rojo. Lo mordió en un extremo y quedó fascinado por el sabor que tenía. Al llegar donde su amigo los robaría.

Acomodó bien a los híbridos en sus asientos dentro del auto y luego de también estar seguro con su cinturón encendió el auto para dirigirse por la tan conocida ruta que lo llevaba a la casa de los padres de JungKook, de seguro su esposo y todos los demás ya los estaban esperando hace bastante tiempo ya. Y no se equivocó para nada, ya que apenas estacionó el coche, Taehyung llegó junto a Yugyeom en busca de los infantes que se comían todo el contenido de una bolsa. Hoseok al bajar besó los labios de su chico notando los nervios en él, lo cual lo extrañó, mas al escuchar a uno de los mellizos pedir que lo cargará lo olvidó.

[...]

La comida de Seokjin había estado como siempre; sumamente exquisita y llena de un ambiente tanto familiar y fraternal. Los cuatro niños corrían de un lado para otro siendo cuidados por Jungkook y su novio, que por poco se quedaban sin aire debido a su cansancio. Sin embargo, al llegar la tarde los pequeños diablillos cayeron rendidos en los brazos de sus padres y todos se despidieron entre sí. Condujo hasta su casa y justo cuando regresaban del cuarto que sus hijos compartían Taehyung se detuvo.

—Hobi, hay algo delicado que debemos hablar...— El chico que hasta el momento se había mantenido observando el piso lo miró, dejando ver el ligero rastro de algunas lágrimas que habían recorrido sus mejillas. Lucía apenado y el mayor trató de tratar de hablar, no obstante, nuevas lágrimas se comenzaron a formar en los lindos ojos del híbrido y prefirió callarse, esperando a que su esposo hablara sin ningún tipo de presión por su parte. Realmente se extrañó en demasía en el momento en que él lo llevó con sus dedos enlazados hasta su cuarto y sacó una pequeña caja con la mitad verde y la otra lila, rodeada de una cinta blanca. —Ábrela, amor.

Hoseok lo hizo con lentitud y al ver el interior de esta había un par de zapatitos blancos se quedó completamente helado. Al levantar sus ojos su acompañante mordía su labio inferior con pánico, el cual se triplicó cuando el humano salió de ahí sin decir una palabra. Lo atribuyó a la sorpresa, así que con ligeras gotas saladas bajando aún por sus pómulos fue al cuarto de sus retoños para verlos dormir entretanto recordaba lo que fue su nacimiento y todo lo que conllevó luego de ello. Sus lágrimas por el posible rechazo aumentaron, mezclándose con unas de lindos sentimientos encontrados. Pasando luego a sonreír porque esta vez él podía sentir que más de un cachorro crecía en su interior.

Hybrid; Vhope [폭스] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora