Recuperando.

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Capítulo 4.

MAIA HABBAK.

La actualidad.

Salgo del cuarto de baño y me en camino a mi vestier, me quedo mirando mis vestidos un largo rato, siento a Zeit en mi espalda, escucho su respiración con pesadez, me volteó a verlo y nos quedamos por un instante viéndonos, corro a sus brazos, a eso brazos que siempre han sido mi hogar y lo seguirán siendo por siempre, porque yo a el lo amo, porque en esta vida nada es de color de rosas, a veces nos toca sufrir, a veces nos toca pasar por lo peor, sólo para ser felices al final y aunque me cueste la vida, yo lucharé por mi felicidad y mi felicidad es el y siempre lo será el.

- Yo te amo Amor, te amo con el alma, Perdóname – yo me abrazo más a el y empiezo a llorar, sólo logró asentirle. – Perdóname… Perdóname… - me dice una y mil veces.

- Yo también te amo… te amo – le digo entró llantos.

Nos dejamos caer al suelo y nos abrazamos con fuerza, con mucha fuerza… tenía meses sin sentir sus brazos, sin sentir su calor, su aroma, el también perdió, al igual que yo, no fue su culpa no puedo culparlo, no puedo alejarlo.. no es justo. 

- Lo siento tanto… - le digo.

- Tu no tienes que pedir disculpas Amor, no tienes… no tienes – me dice besando mis mejillas.

- Si tengo, te aleje, me aísle… - le digo.

- Amor yo te falle, se suponía que no te dejaría sola, y lo hice… te deje sola, no supe cómo afrontar la situación. – me dice.

Es primera vez después de dos largos años que Zeit y yo nos sentamos a hablar por más de cinco minutos, ambos nos hicimos daño sin razón, ambos no supimos afrontar la situación, ambos sufrimos.

El me toma en sus brazos y me carga, llenándome hasta nuestra cama, se acomoda detrás de mi y me abraza…

- Te extraño tanto… - me dice en mi oído.

- Yo te extraño más.. – le digo dejándome abrazar por el, dejando que su peculiar calor me haga sentir viva, que su presencia llene mi alma, como solía hacerlo.

Se que jamás borraré ese día de mi mente, pero tengo que seguir adelante, por mi matrimonio, por mi amor por el, y por nuestra felicidad.

*hace 2 años*

Había pasado una semana, he estado toda la semana acostada en nuestra cama, sólo me levanto para ir al baño, ducharme y ya. Es lo único que Zeit y Esperanza me dejan hacer.

Es fin de semana y desde hace un año, decidimos darles el fin de semana libre a todos, y quedarnos sólo nosotros en casa, Zeit bajo a la cocina a prepararme algo de comer, me siento como una niña consentida todo lo que pido me lo dan… menos hacer el amor… no es justo!

Una pequeña molestia me hace acomodarme en la cama, acarició con cariño mi vientre y le hablo a mi Príncipe.

- Mi pequeño se que tienes ganas de robarle el puesto a papi, pero que te parece si te aguantas unas semanitas más ¿si? – le digo con amor.

Unos gritos y algo rompiéndose llama mi atención, algo está pasando abajo, tomó el teléfono y llamo al piso de abajo para que Zeit me conteste, el teléfono repica pero el no contesta.

Seguro dejó caer algo, pienso para calmarme un poco, pero los gritos continúan y la voz de Zeit resuena en toda la casa.

Se que no debo de levantarme de la cama pero no puedo quedarme aquí, tengo que ir a ver que sucede, camino lentamente por la habitación, sosteniendo mi vientre, en cuanto abro la puerta los gritos se hacen las fuerte, una voz de mujer resuena en la casa, habla en árabe, Zeit le responde.

Camino lentamente hasta la escalera y veo en la distancia a Latifa, está molesta, está gritándole a Zeit, el esta molesto muy molesto y le contesta en árabe, abre la puerta principal y le indica que se vaya.

Ella tomó un jarrón y lo lanza, me molesto muchísimo y empiezo a bajar las escaleras, ella siente mi presencia porque levanta su mirada, Zeit voltea a verme.

- Amor, ¿qué haces? ¡Sube! – me dice.

- ¿qué hace ella aquí? – le pregunto, sintiendo nuevamente una molestia.

- Ya ella se va, vete Latifa, y no vuelvas más nunca a nuestra casa, no te quiero cerca. – le espeta Zeit molesto.

- ¿La embarazaste a ella? – Dice Latifa con asco – ella no te ama, aquí la única que te ama ¡soy yo! – le grita a Zeit.

- No me amas un carajo, sólo quieres dinero, esa es la única mierda que quieres, lárgate ya, o te juro que llamará nuevamente a tu esposo Latifa, lárgate… - Zeit le grita con todas sus fuerzas y viene hasta donde estoy pero en cuanto el coloca una de sus manos en Mi vientre sólo logró decirle.

- Algo no esta bien… - le digo y me dejó caer en uno de los escalones, algo caliente corre por mis piernas, es sangre… mucha sangre…

Latifa al verme, sale despavorida de la casa, Zeit me toma en sus manos, y salimos de la casa, abre la camioneta y me monta en ella, entra nuevamente a la casa, para buscar las llaves, se monta e enciende la camioneta.

Pasa la luces, le tocan bocinas pero el no baja la velocidad, el lleva en menos de 30 minutos a la clínica, me carga en sus brazos y me lleva dentro, grita desesperado por ayuda.

Una enfermera se acerca a nosotros le indica donde acostarme, y de repente soy abordada por varias enfermeras y varios médicos.

- Es mi esposa y mi hijo por favor sálvenlos, se los suplico – escucho como Zeit suplica.

- Señor acá no puede estar..  – le dice una enfermera.

Luego de eso no recuerdo mucho, perdí el conocimiento, se que desperté, en una habitación, mi cuerpo dolía, mi cabeza dolía y todo me daba vueltas.

A mi mente vienen pequeños recuerdos de donde me encuentro, y mis manos viajan inmediatamente a mi vientre, el cual por alguna razón está vacío, mi vientre abultado ya no está, miro a todos lados con desesperación y me consigo con unos ojos tristes, rojos y llenos de lágrimas.

- Zeit, ¿Qué paso? ¿dónde está Zahir? Quiero verlo amor… - le digo. – dime que está bien… - el empieza a llorar y me confirma el peor temor y el peor dolor que puede existir en esta vida.

- Mi Amor, lo siento, Zahir no… no sobrevivió – me dice acercándose a mi, tomando mi mano, yo sólo logró asentirle, por más que mi alma quiera llorar, no puedo hacerlo porque me parece imposible que esto pasará, que el no este aquí conmigo.

La actualidad.

Niego con mi cabeza varias veces, para suprimir esos recuerdos y permitirme disfrutar de mi presente, de este presente donde me encuentro abrazada al hombre que siempre amaré toda mi vida.

Ya suficiente culpa sentimos ambos, yo me culpo por bajar las escaleras, el se culpa por dejar pasar a Latifa, y por dejarme sola luego de lo sucedido.

No supimos como afrontar la situación, ahora queda de nuestra parte recuperar todo, recuperar el tiempo, el amor, la fuerza y sobre todo sabernos perdonar.

No será fácil, pero este camino lo emprenderemos los dos a partir de hoy...

MAIA HABBAK. "Saga Mi Pecado"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora