¡Temor!

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Maia Habbak.

Hace dos meses nos esteramos  de que seremos padres de dos niñas, Zeit se ha encargado de Notificarle a todo el mundo que será papa de dos niñas, por supuesto se tomó su debido tiempo para amenazar a Adel.

- El Imperio Habbak caerá en manos de mujeres. – le digo riendo, el voltea a verme sorprendido.

- No me había dado cuenta de ello, Luna, Alaia y ahora nuestras pequeñas Mila y Mía – dice acariciando mi vientre. ─Unas pequeñas que me volverán loco. ─Deja un beso en mi vientre.

- Están condenados a estar rodeados de mujeres.

- Y créeme que yo bravo no me pongo. ─Me dice dejando caer su cabeza en mis piernas para que le acaricie la barba.

- Alyssa me dijo que una de nuestras niñas tiene que ser la novia de Alex. – Zeit quien tenía sus ojos cerrados abre los ojos como platos y niega rápidamente.

- Debí amenazar también a Alyssa, mis hijas no han nacido y les están buscando novio, ellas no tienen permiso de tener novios hasta que cumplan 30 años mínimo.

- ¿30 años? ─me rio a carcajadas.

- No te rías que  es en serio.

- Serás un papá complaciente y harán contigo lo que les de la gana.

- No, no así no será, yo seré el Papa de carácter. ─Me río mucho más duro de el sintiendo que la bebés patean y Zeit sonríe al sentirlas.

- Se  están riendo de ti también.

- Respeten, respeten – finge que las regaña pero besa mi vientre. – tengo que ir a trabajar, Adel y yo iremos a una reunión en la refinería, Amelia quedó en venir para hacerte compañía cualquier cosa amor, me avisas ¿Si?

- Si amor, ve tranquilo. – digo mientras acarició su barba. – An y yo planificaremos el baby shower de tus princesas. – el asiste sonriente como siempre.

- Mis princesas árabes, se portan bien hagan caso a Mami, papi vuelve pronto lo prometo. –Deja dos besos en mi vientre y me da uno a mi en los labios. – Gracias por la vida que me has regalado. – acaricia mi mejilla y lo veo partir.

Yo me quedo en casa sonriendo como tonta por lo bello y romántico que es el conmigo, No la hemos tenido fácil pero el cada día que pasa me demuestra que me ama con el alma.

Aprovecho mi momento de estar sola y subo a nuestra habitación, entró al cuarto de baño me daré una rápida ducha antes de que Amelia llegue, dejó que el agua caliente salga, me desvisto y veo mi reflejo en el espejo y sonrió al ver mi prominente vientre de embarazada, lo acarició con cariño y siento las patadas de mis niñas, el miedo aún vive en Mi, no lo negaré pero tengo mucha fe de que ellas están bien, de que mis niñas estarán sanas, sólo faltan un par de meses para conocerlas y la emoción me invade. 

Entró en la ducha, lavo mi cabello y ¡listo!

Salgo del baño, me aplico mi rutina de cremas hidratantes y salgo para ir al vestier vestir y ponerme un cómodo vestido para esperar a Amelia.

Me visto tranquilamente pero un sonido extraño en la habitación me sobresalta, Zeit no puede ser y Esperanza está de descanso hoy.

- ¡An! Ya llegaste… - digo saliendo del vestier cepillando mi cabello, pero detengo en seco mi andar cuando me encuentro con Patrick en la habitación, vestido como servicio y sentado en la cama esperando por mi, su mirada viaja a mi vientre, el miedo me abruman. -¿Qué haces acá? – pregunto retrocediendo un par de pasos.

- ¡No lo hagas! Quédate allí por favor. – me dice tranquilamente mientras se baja de la cama para acercarse a mi, su mirada nunca deja mi vientre y mi corazón quiere salirse, llevo mi manos a mi vientre en protección. - ¡Estas hermosa! Muy hermosa, he estado observándote en la distancia y cada día que pasa Maia me enamoras más.

Yo No puedo decirle nada, el miedo me abruma temo por mis hijas, quedamos a escasos centímetros de distancia, el acaricia mi mejilla y una lágrima escapa de mis ojos.

- ¡No llores amor! Nada malo te pasará, yo sólo vine por ustedes. – me sorprendo al escucharlo.

- ¿Ustedes? – pregunto en un susurro.

- Si mi hermosa Maia por ti y las niñas, noss iremos para ser felices los cuatro sin nadie que moleste.

- Patrick, lo nuestro no puede ser. – le digo mirándolo con suplica.

- ¿Por qué dices eso? Claro que puede ser amor, lo intentaremos yo juro que cuidare de ti y de las niñas. – me dice tocando mi vientre quedó fría ante su tacto.

- ¿Cómo? ¿Cómo sabes que son niñas? – le pregunto con miedo.

- Se todo de ti, Sebastián me envió a vengarme de ti pero amor no puedo hacerlo, yo te quiero en mi vida, yo te amo y las amaré a ellas también. ¡Ahora bien! Arma un bolso nos iremos en 30 minutos, antes que… antes que el llegue amor ¿Si? – dice mirando a todos lados, parece ido, ansioso y me inspira demasiado miedo.

Se acerca a la mesa de noche y toma mi teléfono, quita la batería y la guarda en su bolsillo, me observa en la distancia y sonríe.

- No queremos que nadie nos moleste, ¿verdad amor? – me pregunta tomando mi bolsa y extendiendo su mano para que la tomé.

Es momento de ser inteligente, sólo por mis hijas, me acerco a el sonriendo y seco mis lágrimas.

- Claro que si. – tomó su mano y el sonríe con extremada felicidad.
Salimos de la habitación y caminamos por el inmenso pasillo, una inmenso nostalgia me abruma, yo se que Zeit vendrá por mi, yo se que el me cuidara como siempre lo ha hecho.

Bajamos las escaleras tranquilamente el se cerciora que yo baje con cuidado, el teléfono de la cocina suena y el frunce el ceño.

Es Amelia… ya llegó.

La seguridad está llamando para poder darle entrada, ¿Cómo hizo Patrick para violar tanta seguridad?

- ¿Esperas a alguien? – me pregunta molesto.

- Amelia, tengo que contestar sino la seguridad lo notará raro y entrarán, ¿cómo hiciste para entrará Patrick? – el sonríe triunfante.

- Por la playa, Esa zona no la tienen custodiada. – me dice llevándome hasta la cocina. – contesta amor, dile que quieres dormir, no se… no tenemos mucho tiempo. – le asiento y me acerco temblorosa a al teléfono.

- Buenas tardes, Señora Habbak… La Señora Mohamed se encuentra acá.

- Si lo se, por favor dile que me encuentro un poco indispuesta. – le digo tranquilamente sonriéndole a Patrick quien me observa. 

- Si señora, ¿Todo bien? – hago que tranco el teléfono pero lo dejo descolgado.

Patrick se acerca a mi triunfante y acaricia mi mejilla.

- Ahora si vámonos, no quiero que nadie nos moleste más, ya es el momento de por fin ser felices. – me dice y ruego porque Arcan este escuchando.

- Esta bien, pero necesito descansar un poco las bebés están algo inquietas. – le digo dando algo de tiempo.

- ¿Te sientes bien? – me pregunta algo preocupado. 

- Si, solo algo cansada.

Escucho unos pasos en la distancia y veo como rápidamente Patrick me jala hacia el poniéndose frente a mi.

- Nadie te alejara de mi, nadie. – y veo como saca un arma de su cintura.

Mi corazón se acelera mis nervios se intensifican.

Temo por mi vida, temo por la vida de mis hijas.

MAIA HABBAK. "Saga Mi Pecado"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora