Caroline
Había olvidado la primera vez que Dereck había estado en mis sueños, y lo peor de todo es que Raquel también había sido partícipe... Pero ahora fue un sueño encantador, bonito, único y especial; Dereck y yo abrazados en la estancia de mi casa, abrazandonos como si lo nuestro no fuera algo prohibido, besándonos como si no hubiera un mañana, aprovechando cada instante, me sentía plenamente feliz, y podía sentir que él correspondía a mi felicidad; sentía que igual que yo disfrutaba del momento, sentía la delicadeza con que sus brazos rodeaban mi cintura, podía sentir los latidos de su corazón en su pecho, el calor que su cuerpo expiraba, por unos minutos fui feliz aunque fuera en un sueño.
- ¡Caroline despierta!
La voz de Raquel provocó que despertara de mi hermoso sueño.
Intentaba abrir los ojos, pero simplemente mis párpados pesaban.
- ¡Despierta o no llegarás al partido!
— ¡Diablos, Lo olvide!
Mi cuerpo de inmediato hizo caso a mi petición para levantarme de golpe, un pequeño mareo fue lo primero que sentí seguido de un dolor de cabeza, tuve que dejarme caer nuevamente en la cama para dejar pasar un poco el mareo, apreté los ojos... Cuando sentí que el mareo había cesado un poco fui al baño a ducharme con agua muy caliente, era la primera vez que la cabeza me dolía de una manera diferente, comenzaba en mi frente y bajaba a mis sienes, creó a esto se le llama jaqueca, no creí llegar a sentir este tipo de sensación en la primera borrachera ya que antes había escuchado muchas niñas de mi edad decir no sentir lo que era una jaqueca, pero claro no todas las personas somos iguales.
Al salir de la regadera enrede la toalla en mi cuerpo y fui al espejo para mirar mi semblante, me sorprendí al ver el color rojizo de mis ojos, no pude evitar sonreír ya que los recuerdos de la noche anterior invadieron mis pensamientos olvidando por unos segundos mi molesta jaqueca, y comencé a concentrarme en recordar cada beso y caricias de Dereck, ahora estaba mas que convencida que corresponde a mis sentimientos y tenia que aceptar que al rechazarme cuándo me le ofrecí como una prostituta, me dejó una mejor impresión de lo que imagine, otro tipo de hombre hubiera aprovechado el momento pero, ahora que descubrí que verdaderamente le importaba era momento de decidir que es lo que realmente quiero con él y él tenía que tomar una decisión entre Raquel y yo.- ¡Caroline, es muy tarde!
Gritaba Raquel con mucha desesperación, como si fuese ella quien iba a jugar.
— ¡Voy!
Grite provocando un dolor molesto en mis sienes.
Salí apresurada del baño, y cogí ropa deportiva mientras que en una maleta guardaba el uniforme del equipo, baje prácticamente corriendo las escaleras sintiendo unas tremendas náuseas, sentí que iba a volver el estómago pero por suerte no lo hice.
- ¿Estás bien?
No dije nada, solo moví mi dedo índice diciendo no y abrace mi estómago.
- ¿tienes resaca?
Pregunto Raquel oprimiendo las ganas de soltar a carcajadas.
— no es gracioso Raquel, me siento fatal...
Entonces Raquel rompió en risa.
- sigue tomando, desde qué no están mis papás te has descontrolado...
— creo que en eso nos parecemos, mientras yo voy a fiestas, Diego aprovecha para estar mas tiempo con Aléxis y tú... Bueno ya sabes...
Eleve ambas cejas dejándole en claro a que me refería.