Dereck
Su piel blanca, resalta con la luz del sol, sus ojos color miel tienen un brillo hermoso, sus pestañas largas le hacen tener unos ojos preciosos, su nariz delgada y fina, sus labios gruesos, con ese color rosado natural que tiene me vuelve loco.
Paso las manos por mi cabeza una y mil veces.
—No puedo sacarla de mis pensamientos, ¡es tan hermosa!, su sencillez, calidez me hacen quererla aun más, ¡la quiero para mí, quiero que sea solo mía!, no puedo permitir que Caroline sea de otro, me gusta, y se que tambien le atraigo, solo con ver como sus mejillas se enrrojecen cuando estoy cerca, como su voz le tiembla cuando me habla, hace lo posible por evitar mi mirada; lo sé, ella es para mí y claro yo soy para ella.
- eso lo sabemos, amigo; el problema aquí es tu chica.
Dice Luis, quien esta acostado en mi cama jugando con una pelota mientras me escucha junto con Erick.- dejala y listo.
Exclama Erick.— No es tan sencillo, me siento comprometido con Raquel; soy su primer novio, su primer beso, y tambien fui el primero en su... intimidad.
Exclamo dejándome caer en la silla que esta junto al escritorio.- todo eso que mencionaste es importante para las mujeres.
Dice Luis.- eso es verdad, ¡a la mierda, dejala y rompe su corazón!, y lo rematas saliendo con su hermana.
Dice Erick lo cual me toma por sorpresa; agarro lo primero que encuentro y lo lanzo directo a su cabeza.
- ¡Auch! ¿Por que me lanzas esta rica manzana?
Después la lleva directo a su boca para darle una buena mordida mientras sonríe.
- ¿Qué piensas hacer entonces, Dereck?
Pregunta Luis, sentándose y dejando de jugar con la pelota.
— Este sábado iré a casa de Raquel para hablar con sus padres, estoy decidido a formalizar con ella, solo asi tendré el consuelo de ver a Caroline.
Alzo los hombros y dejo salir un suspiro.
- Raquel tambien es muy guapa y ¡más sexi!
Exclama Erick.
—¡Deja de hablar o te lanzaré este trofeo de futbol a tu cabezota!
Le digo, amenazándolo con el trofeo en las manos.
- lo lamento amigo, pero es la verdad.
Exclama saliendo de la habitación quedando únicamente Luis y yo.
Mi teléfono vibra y al revisar, veo que es un mensaje de la persona a quien mas detesto, todavía tengo muy presente nuestra última pelea y nuestras últimas palabras:
... Dereck, hijo, por favor cálmate es tu hermano.
Exclama mi madre con lágrimas en los ojos.
Limpio con mi antebrazo la sangre que sale de mi labio y con toda la irá que tengo dentro le respondo a mi madre.
—¡Él no es mi hermano!
Lo señalo con mi dedo indice.