Capítulo Once - Gente nueva.

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Lucas nos recibió a mí y a Noah con una sonrisa. Entré y, sin darme cuenta, me relajé. El ambiente era muy tranquilo, estaban simplemente en una reunión de amigos. Todos eran muy amables. Todos y cada uno de ellos primero me saludaba a mí y después a Noah, al que también le dedicaban una mirada cómplice de la que creo que yo era la causa.

- Wow, es linda - Le escuché susurrar a Harvey después de saludarme. Noah lo fulminó con la mirada y yo sonreí para mis adentros. Todo era como de película, o peor, más bizarro que en una película. 

- Bien hecho Noah - Dijo Ian cuando lo saludaba. 

Obviamente mis mejillas ya estaban rojas como era de esperarse pero traté de ignorar ese hecho. Mi ego subió hasta las nubes con los comentarios por lo bajo que estaba escuchando, pero obviamente no dejé que eso me afectara. Simplemente lo guardaría en mi mente. 

Empezamos a hablar y me pasó algo que nunca antes me había pasado: entré perfectamente en el grupo. A lo largo de mi vida, muchas veces había sido muy difícil para mí integrarme en grandes grupos de gente: mis amigas solían ser uno a uno, mucho más personal, y en los grupos grandes tendía siempre a quedarme callada. Pero ahora, todo era diferente. Hablé con ellos como si nos conociéramos de siempre,  como si también fueran mis amigos. Me hacían reír con lo que decían y hacían, su manera de actuar naturalmente.

Me quedé siempre al lado de Noah y él me dedicaba sonrisas todo el tiempo.

- Bri, contame de vos, Noah me contó que sos de Argentina, ¿no? - Me dijo Lance con un tono de curiosidad.

- Sí, de Buenos Aires, vine acá por un curso de tres meses que me gané en mi instituto.

- Tengo que confesarte algo, Noah no paró de hablar de vos.

Ahora Noah era el que estaba rojo y yo la que le sonreía.

- ¿Ah, sí? ¿De verdad? Contame más. 

- Claro que sí, por qué mentirle a la chica que hace que nuestro pequeño Noah sonría como borracho.

Me eché a reír con lo que dijo. También me alegraba mucho que me haya dicho eso, de verdad Noah estaba contento conmigo, y parece que sus amigos lo escucharon hablar de mí. Es una buena señal, es una señal de que todo lo que estoy sintiendo también está pasándole a él.

Comimos y después pregunté donde estaba el baño. Me miré unos segundos al espejo y tomé aire profundamente. Mi vida ahora mismo era una locura. Tenía que repasar momento a momento desde mi llegada a Londres cada día para guardarlo bien en mi memoria: cada instante había sido increíble, de película. Cuando salí me perdí bastante entre los pasillos de la casa hasta que encontré el camino de regreso y cuando estaba por llegar escuché a Noah hablando con Lucas en la cocina.

- En serio, no sé qué tiene pero me encanta. - le decía, apoyado sobre el mostrador, con la mirada perdida en algún punto del espacio - Es la chica de mis sueños, no pensé que encontraría nunca a alguien como ella. Pasó tan poco tiempo desde que nos conocimos que yo sé que debés pensar que estoy loco. 

- No lo creo. 

- Mentiroso.

- Bueno, tal vez un poco. 

- En fin, no me importa el poco tiempo que haya pasado. Ella me gusta mucho. 

- Se nota en tu cara amigo, en serio te gusta. - Le dijo Lucas y se acercó a él, abrazándolo.

- Sí, me encanta. 

Apareciste como un sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora