Apareciste como un sueño.

Capítulo Treinta y Nueve - Desapercibidos.

Estábamos durmiendo cuando sonó mi celular. Era un mensaje de mi papá que decía si podía vernos.

- Decile que venga a cenar. - Me dijo Niall levantándose del sillón con voz de dormido.

Era una gran idea. Le mandé un mensaje a mi papá diciéndole que venga a las nueve para cenar los tres juntos, no tenía la menor idea de qué quería hablar pero si fuera muy importante me hubiera llamado desde un principio.

- Bueno, y qué vamos a cenar? - Le dije a Niall parándome y abrazándolo por la cintura.

- Qué vamos a cocinar querrás decir...

- Tenés razón. - Me reí y le dí un pequeño beso en los labios.

Me dirigí al baño para cambiarme y así después poder ir a comprar las cosas para preparar la cena de esta noche.

- A dónde vas? - Me dijo Niall después de que lo soltara y me valla casi bailando al baño.

- A cambiarme para salir a recorrer los supermercados con el amor de mi vida. - Le dije mientras cerraba la puerta.

Me encantaban estos momentos en los que estaba de buen humor y decía todo lo que se me cruzaba por la mente. Solo Niall me hacía poner de ese modo.

Cuando terminé de cambiarme salimos de la habitación y fuimos al lobby del hotel.

- Qué tal si vamos caminando? - Me propuso Niall.

- Nialler, te van a acosar las chicas. - Le dije con una sonrisa.

- No si estás conmigo. Además si vamos caminando por la calle como si nada pasara tal vez no se dan cuenta de quienes somos.

Lo miré entrecerrando mis ojos.

- Está bien. Pero cuando volvamos de comprar a medianoche no quiero que digas nada ok?

- Ok. - Me tomó la mano y salimos lo más tranquilamente por la puerta del hotel.

Caminamos por las calles de Buenos Aires naturalmente, fuimos al supermercado tomados de la mano, entramos y nadie se percató en ningún momento que eramos nosotros.

Alguna que otra chica se nos quedaba mirando pero después la escuchabamos decir algo como: Claro que no es él, qué haría una celebridad en un lugar como este?

Nos divertimos mucho comprando, aunque fuera una de las cosas más comunes de hacer. Siempre nos divertimos juntos.

En la caja la chica nos preguntó:

- Les veo cara muy conocida, puede ser que los conozca de algún lado?

- Ni idea - Respondí yo rápido.

Y así pasamos desapercibidos entre toda la gente y tardamos menos de media hora en comprar lo que necesitábamos para cocinar.