Capítulo Treinta y uno - Lo mejor que me pasó en la vida.

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Entre pensamientos terminé por quedarme dormida definitivamente. Horas más tarde, me desperté confundida en la habitación de Noah cuando ya había amanecido. Entré en pánico cuando vi la hora, eran las diez y media de la mañana, pero después recordé que no tenía que ir al instituto porque era sábado y además seguramente tendría que abandonarlo pronto. 

Entonces me di cuenta. Era sábado.

Los planes de mi mamá eran hacerme volver el fin de semana, y el fin de semana ya había empezado. ¿Tendría que volver mañana?, ¿o para qué día sacarían el pasaje? Si tenía que volver mañana, solo tenía un día para pasar con Noah.

Me levanté  y fui hasta la cocina. Me di cuenta de que él no estaba. Lo busqué por toda la casa y no lo encontré. Me preparé el desayuno mientras lo llamaba al celular pero contestaba. Mientras desayunaba, decidí hacer una prueba. Le mandé a mi mamá un mensaje, solo diciendo "hola". Al segundo, me respondió con una captura de pantalla: el detalle de un vuelo que salía mañana. Se me cerró el pecho. 

Empezaron a rodar lágrimas por mis mejillas. Necesitaba que Noah estuviera conmigo, que me dijera que nada nos separaría.

Estaba desayunando cuando escuché la puerta de entrada. Niall entró como si nada pasara. Estaba sonriendo, incluso. Me pareció muy extraño. 

- ¿Cómo dormiste princesa? - Me dijo antes de darme un rápido beso en la mejilla y empezar a servirse algo de comer.

- Sinceramente, no muy bien.

Se me quedó mirando con una sonrisa pícara.

- Noah, ¿por qué se supone que estás tan feliz? Mi mamá me acaba de mandar un mensaje: compró ya pasajes. Tengo que irme mañana. 

Se quedó mirándome sonriendo. 

- Noah. - repetí - Me voy mañana. 

Se acercó, me tomó por la cintura y me susurró al oído.

- Corrección, nos vamos.

Mi mundo se detuvo. No pude reaccionar.

- Bueno, ahora es cuando gritás desesperadamente y me das un abrazo de esos que aparecen al final de las películas románticas. - Me dijo tomándome más fuerte de la cintura.

- ¿Nos vamos? ¿Juntos? - Lo miré con lágrimas en mis ojos. - ¿Venís conmigo?

- Sí,  amor.

Lo besé de repente y lo abracé como nunca antes. Estuvimos así más o menos cinco minutos. No nos separaríamos. Él vendría conmigo. Nada nos iba a separar. Había cumplido su promesa, nada nos iba a separar. Las lágrimas corrían por mis mejillas, pero era lágrimas de felicidad.

- Noah, ¿cómo lo hiciste? ¿Cómo? - Le dije poniendo mis manos en su pelo.

- Bueno, llamé a tu mamá, hablé con ella. Hablamos en inglés, menos mal que ella sabe inglés, si no, no sé qué podría haber pasado. Fue raro, no esperaba una respuesta como la que me dio. Cuando le conté la situación, me dijo que no tenía problema que estemos juntos siempre y cuando pueda saber cómo soy y qué significas para mí, además de estar segura de lo que nos pasa. Así que le dije que haría cualquier cosa por estar con vos. Y después se me ocurrió la genial idea de acompañarte.

Lo besé otra vez. 

- No puedo creerlo. - le dije - No puedo creerlo, en serio, no puedo creerlo. ¿Hablaste con mi mamá?

- Sí. 

- Y te dijo que quería conocerte. 

- Sí.

Me reí y empecé a caminar alrededor de él. 

- Estás completamente loco. - le dije y lo abracé. 

Realmente no podía creer lo  que estaba sucediendo. Se había animado a hablar con mi madre. Para mí, eso era completamente imposible. Lo miré y le dije: 

- Sos lo mejor que me pasó en la vida.

Apareciste como un sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora