Me quedé mirándolo un buen rato, miraba sus ojos, esos ojos que tanto me gustaban, podría quedarme horas solo mirando sus ojos. El lugar, además, acompañaba muy bien. La luz del atardecer inundaba todo el espacio con un color dorado, los vidrios de los edificios reflejaban esa luz creando miles de líneas de oro por la ciudad. Me sentía extraña: había cosas pasando dentro de mi pecho, mi respiración era entrecortada. Pero todo se sentía muy bien.
- Bri, tengo que decirte algo.
- ¿Qué ocurre?
Me llevó hasta un banco que había en la terraza del edificio y nos sentamos mirándonos cara a cara. La cercanía me ponía nerviosa, pero mucho más nerviosa me ponía la expectativa de lo que estaba a punto de decir. ¿Qué estaría pensando en ese momento? Me hubiera gustado saberlo todo.
- No sé qué es exactamente lo que está pasando pero cada minuto que paso con vos me hace querer ser parte de tu vida. Me encanta la manera que tenés de pensar, tu forma de actuar, tu forma de ser, esa timidez con la que me mirás cada vez que te miro a los ojos, esa magia que hacés para hacerme reír tanto. Sé que nos conocemos hace menos de dos días pero quiero pasar más tiempo con vos porque lo que pasamos juntos hasta ahora no se compara con nada de lo que pasé nunca, quiero conocerte más y me gustaría saber si vos querrías, tal vez, salir conmigo, para saber si algún día podemos llegar a ser algo más.
Me quedé mirándolo. No pensé que diría eso. No estaba ni iba a estar preparada nunca para escucharlo. Me sorprendió mucho porque era como si estuviera leyendo lo que estaba pensando yo misma cuando lo miraba a los ojos. Había dicho exactamente la manera en que me sentía, era como si alguien me hubiera arrancado los pensamientos y los hubiera puesto en su cabeza.
Me acerqué a él y lo miré a los ojos. Intenté demostrarle con la mirada que a mí me estaba pasando lo mismo que a él.
- Me encantaría salir con vos. Y también me encanta tu forma de ser, no sé qué es lo que pasa, pero me encanta. Simplemente me encanta.
Él sonrió, aliviado. Como si se hubiera sacado un gran peso de encima.
- Sos increíble.
Se me quedó mirando pero no a los ojos como había hecho hasta ahora. Pasaba de mirarme los ojos a mirarme los labios. Se fue acercando de a poco hasta quedar nuestras bocas a pocos centímetros. Mi corazón empezó a latir muy rápidamente, ya no podía controlarlo.
- Espero que esto sea el comienzo de todo lo que nos queda por vivir.
Luego de decir eso chocó sus labios con los míos. Nuestros labios se juntaron en un beso tierno y suave con sonrisas de por medio. Perdí la noción del tiempo, fue como si alguien hubiera detenido el reloj justo en ese momento. Mi espacio alrededor empezó a girar, como pasa en las películas cuando los protagonistas finalmente se besan. Mi cuerpo estaba tensionado y relajado a la vez. Pasé mis dedos por su pelo, separé mis labios de los suyos, lo miré a los ojos y le dije:
- Este es el comienzo de lo que nos queda por vivir. - le dije.
Todo lo que estaba ocurriendo era una locura para mí. Hacía simplemente un día que había llegado a Londres, la ciudad de mis sueños. Hacía simplemente un día que había conocido a Noah, que literalmente había sido el chico de mis sueños. Y ahora él estaba frente a mí.
ESTÁS LEYENDO
Apareciste como un sueño.
Fiksi PenggemarBrianna es una chica argentina con un gran sueño: conocer Londres. Su sueño se cumple cuando gana una beca en su instituto y tiene como recompensa un viaje de estudios de tres meses a la ciudad de sus sueños. Allí conoce a Noah, un chico que queda h...