Apareciste como un sueño.

Capítulo Cuarenta y Ocho - El calor.

Me desperté acostada en el sillón de mi casa. Había un médico hablando con mi mamá en la puerta, mi papá estaba durmiendo en el sillón individual que tenía al lado y Niall estaba sentado junto a mí, tomando mi mano. 

- Princesa, cómo te sentís? - Me dijo acariciandome la cara.

- Confundida, qué pasó?

- Bueno, me asustaste mucho. - Dejó de hablar por un segundo para besarme en los labios. - Estábamos en el bar que habíamos entrado y por el calor te desmayaste, así que llamé a la ambulancia y te traje hasta acá, cinco minutos después llegaron los médicos. Tu mamá me contó que suele pasarte esto cuando la temperatura es muy alta así que te tomaron la presión mientras dormías y me dijeron que había que esperar a que te despertaras. Me alivia mucho saber que no es nada grave.

Me senté y lo besé. 

- Gracias amor, no se que haría sin vos. 

Me contestó con un beso. 

- Algo no entiendo todavía, cómo me trajiste hasta acá? No habíamos ido en el auto...

- Tuve que traerte en brazos, era la única opción.

- Sos increíble. - Le dije antes de besarlo profundamente en los labios.  No sé qué sería de mí sin él, siempre me salvaba, si no fuera por él estaría tirada en un lugar que no conocía, siempre sabía que hacer para que me sienta mejor, siempre me hacía sentir bien. Nadie me había hecho sentir de esta manera en toda mi vida. 

Sentimos a mi papá despertarse en el medio de nuestro beso así que me separé rápido de él, aunque mi padre sabía y estaba de acuerdo con nuestra relación que nos viera besándonos se me hacía bastante incómodo. 

- Cómo estás hija? Te sentís mejor? 

- Sí, gracias pa. Cómo estuviste vos?

- Muy bien, pero quiero saber qué te paso. - Dijo mientras se sentaba al lado mío.

- Lo mismo de siempre... El calor. 

- Nunca aprendés chiquita, nunca aprendés. - Me dió un beso en la frente - Tenés mucha suerte de tener a este chico con vos.

- Lo sé. - Le dediqué una gran sonrisa a Niall mientras él tomaba mi mano.