Capítulo 6.

25.5K 2.2K 1K
                                    

Y aún sigo en esa cuerda floja
Aún sigo intentando de todo para lograr que te me rías
Todavía soy una creyente, pero no sé por qué
Nunca he sido alguien natural, todo lo que hago es intentar, intentar, intentar
Aún sigo en ese trapecio
Aún sigo intentando de todo para que sigas mirándome

Taylor Swift - mirrorball

6 | La apuesta y el sorteo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

6 | La apuesta y el sorteo.

Lo primero que recuerdo de enamorarme de Julián fue que nadie me había dicho algo bonito hasta él. Ningún chico me había prestado atención y recibirla en una pequeña dosis me hizo aferrarme a ella con el miedo de perderla y quedar desolado.

Me di cuenta de que no me gustaba, ni siquiera sentía cariño por él; lo que me tenía aferrado a la nada era que él me enaltecía.

Esas dos semanas fueron lo peor. Después de encontrármelo en aquella tienda, me quedé todas las noches despierto en la búsqueda del camino correcto. Mi pensamiento irracional decía que nunca encontraría a nadie que me quisiera, que era difícil continuar la vida porque él era el aire que me faltaba, que dolía verlo con otra chica, pero que amaba sentir que podría ser algo insignificante en su vida y eso sería suficiente para mí. Ese mismo pensamiento me guiaba a aceptar a estar con él a pesar de las otras personas que estuvieran en su vida.

Mi lado más racional me hacía llorar porque sabía que podría seguir adelante solo, que había millones de hombres en el mundo, que no podría ser el tercero en una relación por el bien de ella y mío. Pero, obviamente, ese pensamiento llegó mucho más tarde, cuando estaba en mi cama, cubierto de pies a cabeza sin una pizca de fuerza para levantarme de la cama.

Comencé a llorar por lo que hice esas dos semanas.

Me levanté cada día a las cuatro de la mañana para arreglarme para él. Intenté de muchas maneras de que pusiera la mirada en mí y así ser algo relevante en la vida. Demostré la versión más enferma de mi ser. Solo comí la mitad de una manzana el jueves y eso me hizo sentir feliz porque pensé que estaba en control.

Es que cuando mi madre me gritaba por no hacer nada en casa o me sacaba en cara el dinero que había gastado esa semana por nosotros, el apetito desaparecía. Era como si no tuviera sentido. Y Julián que me hacía sentir como una mierda. Cómo lo odio hoy. No importaba si me dolía el estómago, mi desayuno no era más que agua y un par de goma de mascar.

Recuerdo que, después de vernos en la tienda, el me envió un mensaje.

Julián Rincón:
Te estoy esperando.

Adjunto a ello me envió una foto de su pene.

Yo sabía muy bien cuál era tu táctica. Era consciente de que él estaba drogado y por eso me buscaba. Era consciente de que él me usaba como una opción. Me dio rabia saber que él me usaba como un juguete. Solo un producto para deshacerse de sus ganas en el sexo.Tiré el celular y me fui a dormir, por no menos ahí no tendría que lidiar con los sentimientos que él me daba.

Un Amor Del Carajo Ⓓ [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora