41 | El último juego.
Lo vi salir de su casa. Iba acompañado de una enfermera que lo empujaba. Me escondí atrás de unos arbustos para que no me reconociera, no necesitaba que lo hiciera, solo me bastaba con saber cómo seguía él después del accidente que mató a mi hermana.
En cuanto a apariencia, no era ni la mitad de lo que había sido antes. El novio de mi hermana antes era bien parecido y gordo, pero había cambiado tanto.
Sabía que no debía estar ahí, pero sentí la necesidad de ir a verlo. Esa misma tarde jugaríamos a la ouija otra vez. La última semana, todo habían tenido por lo menos una experiencia paranormal. Así que decidimos que era momento de acabar con ello.
Me di media vuelta y regresé a casa. ¿Viviana quería que nos deshiciéramos de ese hombre? Me dio miedo que lograra poseer el cuerpo de alguno de nosotros y cometiera el crimen. Seguro que terminaríamos en la cárcel. Ninguno quería eso. Pero necesitábamos saber cómo resolver todo para dejar de sentir tanto miedo todo el tiempo.
Abrí la puerta de mi casa y supe que algo iba mal cuando mi mamá me esperaba en la sala con los brazos cruzados.
—¿Qué hiciste para que empezaran a aparecer fantasmas? —preguntó. Yo dejé caer mis manos, era obvio que en algún momento se iba a enterar—. Hoy me ha llamado el padre de uno de tus amigos y me ha dicho que, por culpa de lo que han estado jugando, en su casa están espantando.
—Lo siento, mamá, fue hace mucho tiempo. —Había sido el Julio pasado, eran ya bastantes meses desde aquello—. Nosotros decidimos jugar con una tabla y... lo vamos a solucionar.
—¿Qué buscabas con eso, Camilo?
—No lo sé, respuestas tal vez. Quería saber si Viviana había dejado cosas sin resolver. No pensaba bien y sé que fue un error, así como yo me metí en esto, yo mismo me saco. No te preocupes.
—Pero ya estoy preocupada. —Se sentó en un sofá y se tocó las sienes—. ¿Qué es lo que tienes que hacer para que ese fantasma deje de molestar?
—Solo es una oración y encenderle una vela —mentí—, es un alma en pena que solo quiere eso para poder irse.
—No fue bueno que jugaras con los muertos y fantasmas. —Mi tía solo nos observaba desde la distancia. Pero yo busqué su apoyo. Sabía que pronto comenzaríamos a gritarnos con mamá—. Lo que hiciste estuvo mal.
—Es que no tenía a nadie con quién hablar sobre Viviana. Estaba desesperado. —Miré a mi tía para que me apoyara, sin embrago, ella apretó los labios.
—Esta vez estoy de parte de tu mamá —dijo. Y yo me recosté en el sofá. Claro que sabía que todo lo que había hecho era malo, no debí involucrar a mis amigos en esos juegos, pero... no, estuvo mal y lo iba a reparar—. No debías buscar respuestas con los muertos.
ESTÁS LEYENDO
Un Amor Del Carajo Ⓓ [COMPLETA]
RomanceTal vez la cosa más difícil no fue hacer la apuesta, sino enamorar al idiota que tanto odiaba. 🍂 🍂 🍂 𝖀𝖓 𝖆𝖒𝖔𝖗 𝖉𝖊𝖑 𝖈𝖆𝖗𝖆𝖏𝖔 En un pueblo de Colombia, la casa de Camilo ha sido test...