Un Amor Del Carajo Ⓓ [COMPLETA]

Capítulo 17.

Dame algo que me persiga
Cuando no estés por aquí
Porque veo chispas volar cada vez que sonríes

Me estoy protegiendo del resto del mundo
Pero contigo, sé que no es bueno hacerlo

Taylor Swift - Sparks Fly

17 | La película.

No sé qué fue lo que me llevó a recordar a Owen. Yo dormía plácidamente cuando, entre mis sueños, él se apareció para atormentarme. Estaba parado en ese mismo valle, la luz de la luna lo iluminaba y él tenía la mandíbula congelada. No podía decir nada, solo tenía los ojos llorosos y una mirada de espanto.

Me arrepentí de haberlo seguido cuando me dijo que no lo hiciera. Yo tampoco me podía mover, solo nos miramos con el deseo de poder volver el tiempo, que su cuchillo no estuviera cubierto de sangre y el cuerpo de esa muchacha no estuviera en el suelo.

Me desperté asustado por el recuerdo de ese día. El recuerdo de la noche en que le dije que no me buscara. Aquella noche que corrí hasta la estación de policías y lo entregué.

Me quedé con la mirada en el techo. Una lágrima se había escurrido por mi mejilla. Es que él no fue un mal amigo, siempre me apoyó en todo, y había momentos en los que lo necesitaba. A veces creo que, si no hubiera abierto mi boca, él estuviera a mi lado. Si él no estuviera de fugitivo, yo tendría un mejor amigo y nunca le hubiera dado ese título al estúpido de Julián.

Ya lo sé, no debería hacer lo imposible por sacar a Julián en la conversación. Solo que él llegó cuando yo había perdido a Owen y fue como si encajara en el espacio vacío.

A veces me sentía un farsante por haber entregado a Owen cuando se suponía que era su mejor amigo. Pero hizo tantas cosas malas.

En el silencio de mi habitación, escuché un par de pasos. Me quedé petrificado. No eran dentro de la casa, tampoco era como si caminarán alrededor; los escuchaba en mi tejado.

Pegué un salto cuando la perra de mi vecino comenzó a ladrar. La sangre se me enfrió y me sentí incapaz de mover mis manos o mis piernas. Solo cerré los ojos como si eso fuera a bloquear el sonido. Un paso. Otro paso. Una teja rota. Y, luego, todo se fue a silencio.

Volví a abrir mis ojos, ya lo único que se escuchaba era mi respiración. Seguro que no era nada. Pasé la vista por las sombras que formaban mis cosas en la habitación. Sentía una opresión en el pecho. Miré al espejo al que le llegaba un poco de luz desde el pequeño espacio entre las cortinas.

Me incorporé y aguanté la respiración. No era un espejo muy grande, pero sí lo suficiente para que me pudiera ver todo el rostro y la mitad del torso. Había alguien parado al lado.

Creí que eran mis ojos los que me engañaban, creí que tal vez había dejado una chaqueta colgada ahí y eso formaba lo que yo veía. No aparté mi mirada de eso mientras acercaba mi mano al interruptor de la luz. Sin embargo, su brazo se estrelló contra el espejo y lo hizo pedazos.