Capítulo 30.

14.6K 1.2K 303
                                    

No te atrevas a mirar por la ventana,
cariño, todo está ardiendo.
La guerra fuera de nuestra puerta sigue rugiendo,
aférrate a esta canción de cuna,
incluso cuando la música se haya acabado, acabado.

(...) cuando venga la luz de la mañana,
tú y yo estaremos sanos y salvos

Taylor Swift - Safe And Sound

30 | El cuerpo, la mente y el corazón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

30 | El cuerpo, la mente y el corazón

Esa madrugada me desperté sobresaltado por el recuerdo de ese ente en mi casa. Era como si volviera a ver esos ojos, esa voz, esa sonrisa que me perseguía y yo no podía escapar por más que quisiera.

Me quedé despierto hasta que amaneciera con la mirada puesta en el techo. Tantas cosas que habían pasado en los últimos tiempos. De repente, me sentía muy vulnerable y con ganas de llorar.

Se había roto la relación que tenía con mi papá cuando él se enteró de mi sexualidad; extrañaba a mi hermana y esperaba que regresara por mí y, a la vez, no quería dejar mi hogar; las peleas con mamá y lo que me diría si se enteraba que me habían suspendido del colegio; Owen que había aparecido de la nada y quería que todo fuera como antes; la escuela y la discriminación que me hicieron; todo eso me hizo quebrarme.

Estoy seguro de que hasta ese momento nunca me había planteado que yo tenía un problema alimenticio. ¿Por qué Abel estaba tan preocupado por eso? ¿Cómo él se había dado cuenta de ello si ni siquiera yo sabía lo que significaba? ¿Era tan evidente?

Busqué en internet todo lo respeto a ello y fue como si todo cobrara un sentido.

Mi problema nunca fue la comida, siempre hubo algo detrás de ello. Cuando iba a mi anterior colegio siempre me aterró que alguien supiera que era gay. Había visto como a un chico le hicieron la vida imposible, yo no quería eso. Desde que había sabido de mi sexualidad, viví alerta por si alguien se acercaba a atacarme.

No lo sé, lo había normalizado tanto, desde que recordaba, había cuidado lo que comía en lugares públicos. Pero al llegar a casa, terminaba desquitándome con todo ello. Comía tanto y después lo compensaba con un deporte, porque el voleibol siempre fue mi manera de compensar el comer demasiado. Y terminé haciendo esos actos como un refugio cada vez que algo me hacía mal.

Sin embargo, ese problema solo hizo más que desarrollarse con las malas situaciones de mi entorno. Cuando Julián dijo cosas sobre mi cuerpo, me obsesioné con mi peso y con cada medida de él.

Es tan raro darte cuenta de que tienes un problema y que necesitas ayuda, porque siempre estás pensando que eres el fuerte y qué cosas así no deberían sucederte.

Me levanté de mi cama, me puse la primera ropa deportiva que encontré y salí a correr. Necesitaba deshacerme de mis pensamientos intrusivos que me decían que debía enojarme conmigo mismo por ser débil. A veces somos tan complicados.

Un Amor Del Carajo Ⓓ [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora