Tal vez la cosa más difícil no fue hacer la apuesta, sino enamorar al idiota que tanto odiaba.
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𝖀𝖓 𝖆𝖒𝖔𝖗 𝖉𝖊𝖑 𝖈𝖆𝖗𝖆𝖏𝖔
En un pueblo de Colombia, la casa de Camilo ha sido test...
Sé que no soy la única que lamenta las cosas que ha hecho. A veces siento que soy solo yo la que no puede aguantar el reflejo de lo que ven. Ojalá pudiera vivir un poco más, mirar hacia el cielo y no solo el suelo. Siento como si mi vida pasara como una flecha, y lo único que puedo hacer es mirar y llorar. Echo de menos el aire, echo de menos a mis amigos, echo de menos a mi madre, echo de menos cuando la vida era una fiesta que organizar. Pero eso fue hace un millón de años
Adele - Million Years Ago
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9 | La propuesta.
Él se quedó por completo sorprendido. Es que ni yo me imaginaba que me pararía frente a él para decirle eso. Sin embargo, la ansiedad por su silencio ya me estaba consumiendo. Si tanto me odiaba, como decía, debía soltar una risa y salir a contarle a todo el mundo lo que sucedió.
—¿Qué? —fue lo único que formuló—. ¿Dónde están las cámaras escondidas?
Por un segundo me sentí en la boca de todos con la noticia de que me habían rechazado. Perdería la apuesta con mis amigas. Y no le daría la fiesta que deseaba mi hermanita.
—Quiero que salgas conmigo.
—Wow, me toma de improvisto. —Dio un paso hacia atrás y yo también me separé un poco de él—. Ni siquiera me das un beso para amortiguar la noticia.
—Cállate, no es en serio.
—Entonces, ¿te acabas de arrepentir?
—No quisiera salir contigo nunca, idiota.
—Vamos, sé que soy irresistible, es normal que te sientas atraído por mí.
—Si no me dejas hablar, te cortaré los testículos con los dientes. —Él abrió los ojos y levantó las manos en señal de que se rendía—. Lo que quiero pedirte es que seas mi novio de mentira.
—¿Qué? —Frunció el ceño—. Creí que jugabas.
—No, —sentí que mis manos tiritaban—, de verdad necesito que hagas esto por mí.
—Vienes a pedirme esto luego de que, la semana pasada, me pusieras una chocolatina en el pupitre. —Es que me pareció una linda broma para mi archienemigo—. Parecía que me había cagado.
—Era un dulce con mucho cariño. —Intenté darle una sonrisa de inocencia, pero él no se la creía para nada. Se cruzó de brazos—. Bien, fue porque tú me tiraste toda una cubeta de agua encima el día anterior.
—Me dijiste que estabas sediento. —Le mandé una de esas miradas matadoras. Él hizo esa sonrisa que conquistaba a todos—. Pero, te veías superlindo todo mojado por mí, bizcochito.
—Yo no soy ni voy a ser tu bizcochito.
—¿No te gustó ese apodo? ¿Te parece mejor "bombón"? Sí, me gusta más. —Yo no dije nada, preferí que mi cara demostrara lo poco que me importaba—. Te recuerdo que hace un segundo me estabas pidiendo que saliera contigo. Cuéntame más de ello.