¿Ozpin Dice Miau?

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Ozpin se sentía totalmente abandonado, Montse ya no le hablaba e intuía que la partida de Bryan tenía algo que ver. Se sentía agotado, formarse como médico era totalmente exhaustivo pero amaba lo que estudiaba y el cansancio al final no era un castigo.

Y aunque amaba la historia y geografía, sentía que su corazón se inclinaba más por la medicina, y ¿por qué no decirlo? Por Montserrat Angel Lee; su corazón se inclinaba por Montse. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la vibración de su celular, al que había instalado recientemente Facebook  y Messenger. Un juego pesado había llamado su atención y había borrado todas las aplicaciones del celular por falta de espacio, al final el juego no había resultado y volvió a instalar las aplicaciones de antes. Regresando a lo importante, un mensaje, era un mensaje de Bryan.

Bryan: No puedo irme y saber que te quedas estancado esperando que Montserrat aparezca en tu puerta. Ella no irá en tu búsqueda porque espera que le demuestres lo mucho que ella vale para ti. Es cierto que amas tu carrera pero podrías dedicarle unos segundos más a Montse pues aunque no lo parezca, ella sigue esperando su historia Disney. No seré un obstáculo para que empieces algo con Montserrat, pero si llego a saber que no le das la atención y cariño que necesita, regresaré solo por ella, te la arrebatare y no me dolerá hacerlo. Así que corre a buscarla.

Ozpin se quedó quieto con la mirada fija en el celular, procesando lo que su amigo le había enviado. Literalmente, le había dicho que le dejaba el camino libre. Y ahora recordaba lo que él le había dicho a Bryan cuando todavía no sabían que él se iría. Ozpin había asegurado que no volvería a hablar con Montserrat porque no tenía tiempo; pero la verdad era que aún no había sido plantado por ella. Ella lo había dejado esperando mientras se iba a otra parte, su cita nunca llegó a ser realidad.

No siguió divagando, tomando sus llaves y su billetera, corrió hacia Montse, su Montse. Esquivó a miles de personas, hasta llegar al lugar donde sabía, estaría Montserrat. Y no se equivocó, ahí estaba ella, con un café entre las manos y viendo a la nada. Pensativa pero con el semblante entristecido. Montserrat era un poema, era una rosa; Montserrat era todo lo delicado que existe pero al mismo tiempo, era fortaleza y escudo.

Sonrió enternecido, la imagen que Montserrat proyectaba era la de una mujer fuerte y valiente. Y aunque se veía en su mirada ese rastro de tristeza, sólo podrías notarlo si la conoces muy bien. Ozpin se armó de valor y mientras avanzaba hacia Montse, mentalmente iba buscando temas de conversación, no quería meter la pata.

Avanzó ambivalente, con inseguridad y determinación, iría a hablarle a Montserrat aunque en el proceso empezara a tartamudear de nervios. La sonrisa que tenía s fue apagando al estar más cerca de Montserrat.

–Miau. –Ozpin se dio cuenta de lo que había dicho y se sonrojó al ver el rostro de Montserrat, quien lo veía divertida.

–¿Ozpin dice miau? –Una risita boba salió de los labios de Montserrat y con un ademán invitó a Ozpin a sentarse junto a ella. –Nadie me había saludado con tanta originalidad.

Ozpin rió nervioso mientras buscaba ua tema de conversación más fácil de tratar. Es que con esa sonrisa, con esos ojos, esos labios, es que era Montserrat, ella le robaba la atención y no permitía que Ozpin pensara en algo más. Decidiendo arriesgarlo todo, Ozpin se aferró a la esperanza y dijo todo lo que llevaba guardando.

–Me gustas, me gustas mucho Montserrat y sé que de alguna manera la partida de Bryan te tiene confundida. Así que voy a decirte que quiero ser algo más que tu amigo, por ahora, quiero ser tu super archi mejor amigo. He dicho por ahora, así que no pienses que me daré por vencido contigo.

Aquellos díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora