cautivados.

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En la taquería entraba Alejandro, lindo como siempre, un poco confundido por la actitud de su primo Diego y su amiga Katy, de quién no había tenido noticias. Estaba preocupado y cuando estaba así, prefería ir a comer unos tacos.

Mientras el ordenaba, Montse entró también a la taquería, pareciendo indiferente pero poniéndole atención a todo. Después de haber actuado de una manera rara con Ozpin, sentía que la vigilaban, o que alguien estaba esperando para hipnotizarla, dominarla, ¿quién sabe? Ahora estaba más atenta a su entorno aunque se pensara lo contrario. Alejandro vio entrar a Montse y quedó embrujado, cautivado. Quiso saber quién era esa mujer, quiso ir a hablarle y decirle que estaba maravillado con ella. Pero se contuvo al ver que ella tomaba asiento justo a la par suya, Montse llamó a la mesera, Laura, quién se acercó a ella rápidamente y con una sonrisa en el rostro.

—Hola, soy Laura y hoy seré tu mesera, aquí está el menú y cuando estés lista para ordenar, regresaré para tomar nota.

Laura siguió atendiendo a los demás clientes y RJerez fue hacia Alejandro, a tomar nota también.

—Buena tarde, el día de hoy yo seré su mesero. Nuestro menú especial de este día, son tacos de adobado.

Alejandro vio al muchacho y pidió una porción de tacos de adobado, mientras el pedía, Montse analizaba el menú, estaba hambrienta y se le habían antojado unos tacos. Cuando decidió que comería, llamó a Laura e hizo la orden, pidió una coca cola también y empezó a beberla mientras esperaba sus tacos.

Alejandro estaba encantado con la apariencia de la mujer y si no decía que de su personalidad era porque no la conocía de nada. Pero quería conocerla ¿por qué que haría si ya no volvía a verla? Estaba seguro que ella era una Arrower, pero no recordaba donde la había visto.

Sin pensarlo más, se dejó llevar y se acercó más a ella y empezó a hablarle. Cuando Montserrat escuchó al hombre que tenía a la par, volteó a verlo y lo supo, fue ver sus ojos y saber la respuesta. Su recompensa había llegado.

En todo ese tiempo, Ocampo observaba a todos interactuar, sentada en la mesa del fondo, con una taza de café en la mano, estaba segura que faltaba poco tiempo para que la destrucción viniera a arrasar con Arrowy. Mientras tanto, tomaría más café.

Mientras historias de amor se formaban en la taquería Arrower, Ozpin se encontraba deprimido, caminando en un parque, solo, intentando no pensar más en ella. Quería olvidar a Montserrat, olvidar todas las palabras hirientes que habían salido de la boca que tanto veneraba. Ozpin vio una banca vacía y se dirigió hacia ella, quizá en este parque vacío podría lograr olvidar a Montserrat al menos unos minutos.

Pero una risa muy familiar lo sacó de su trance, esa risa logró que él, sin notarlo, olvidara a Montse. Él siguió buscando, quería encontrar a la persona que estaba riéndose. Una emoción lo embargó cuando la risa se escuchó más cercana, empezó a sudar, algo le dije que lo que estaba por ver trastocaría su mundo. Y así fue, porque cerca de ese parque, riendo por teléfono, se encontraba Aliz, su pandita, su primer amor.

Aliz estaba enfrascada en la charla que tenía con Memos, hablaban de libros, de series, hablaban de todo. Y aunque estaba feliz de tener a Memos con ella, Aliz quería tener a su gran amor. Pero Schakal le había dicho que tenía que esperar. En un momento de la conversación con Memos, escuchó como alguien se acercaba y cuando volteó a ver, quedó inmóvil de la impresión. Ahí, de pie estaba su gran amor, su niño, su Ozpin.

Aquellos díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora