El inicio de la locura.

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-¿Crees que me olvidé de ti? Tienes algo que quiero y no pienso irme sin ello. Estoy obsesionado con tu pureza y lealtad. Te ofrezco todo, cariño, ¡todo lo que quieras, puedo dártelo!

Esas palabras susurradas, el cuerpo de Schakal en su espalda, la presencia del demonio, todo hizo que Katy explotara, llena de dolor e impotencia, habló segura de todo lo que decía, alterada y con lágrimas en los ojos, se puso de pie alejando las manos del demonio de su cuerpo. La camisa no cubría mucha de su piel y la habitación estaba fría como cada vez que Schakal estaba en algún lugar, lo que provocó que sus piernas se erizaran.

-Me ofreces todo pero cuándo te pido que me ames me dices que ya no tienes corazón. ¿Qué puedes ofrecerme, Schakal? Nada de lo que me has mencionado llama mi atención siquiera. ¡No quiero nada más, solo tú amor! El dinero se acaba, la fama no es nada más que ambición y vanidad. No tienes nada para darme.

Schakal había escuchado atentamente cada palabra de Katy y entonces, encontró una brecha en su determinación, y como todo demonio, estaba dispuesto a jugar sucio sólo para conseguir lo que quería.

-¿Estás segura, cariño? -La sonrisa maquiavélica de Schakal hizo retroceder a Katy, esa sonrisa era una advertencia más. -Puedo estar contigo, fingir amor y besarte en las madrugadas, puedo ofrecerte mi tiempo. Sólo quiero algo de ti y los sabes, sabes que es lo que deseo y créeme Katy, no pienso retirarme hasta conseguir lo que deseo.

Katy cerró los ojos, una lágrima resbaló por su mejilla y una sonrisa que dejaba ver la tristeza más grande jamás experimentada se abrió pasó en su rostro. Él la estaba matando, se encontraba agonizando en los brazos de su amado pero él sólo la veía morir. Katy se tambaleó, la palabras de Schakal fueron un duro golpe. Su voz demostró lo herida que estaba pero ya era tiempo de dejar de fingir.

-¿Para qué quiero tu presencia si no me amas? Prefiero tu ausencia y amarte en silencio. Prefiero curarme con el tiempo a estar aferrada a una historia con pésimo final. Me elijo a mí, porque lo que tú me ofreces no es suficiente y no lo será nunca. No me tendrás, Schakal, podrás tener a todos los humanos a tus pies, venerando tu voz, pero ya no me tienes a mi.

La sonrisa de Schakal se había perdido, ahora una mirada siniestra y llena de maldad era lo que más resaltaba del demonio de hermosa voz. Schakal asintió con la cabeza, bien, no la tendría pero eso no significaba que se iría y la dejaría en paz. Nadie más tendría a Katy ni a la pureza que ella representaba.

Aquellos díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora