Pao y Kami ya se habían visto en persona, en directo, cara a cara, frente a frente. No a través de una cámara, está vez no había sido así. Y la emoción los había embargado de una manera sobrenatural; las lágrimas llegaron a cristalizar los ojos de ambos pero ni uno de los dejó salir las lágrimas, no, ese día no era para lágrimas, ese día sería dedicado a disfrutar con sonrisas.
Y eso hicieron, ambos disfrutaron de la compañía del otro; gozaron cada instante que tuvieron juntos, sabiendo que ahora ya nada podría evitar que se vieran más seguido. Las visitas sorpresa no se hicieron esperar, las salidas de última hora no faltaron, los días de películas no faltaron y las noches de incomodidad estaban ahí, siempre presentes. ¿Por qué noches de incomodidad? Pues aunque rebosaban amor y ternura, en la noche, cuando estaban solos, la tensión no se hacía esperar pero ambos eran muy tímidos para dar el primer paso y encender el fuego de ese amor lleno de pasión escondida.
Pero esa noche Pao iba decidida a seducir a Kami, siguiendo los consejos de Romay, compró ropa lo más insinuante posible y eligió una canción especial para bailarle a Pato. Todo estaba decidido y Pao ya no tenía ninguna duda, nervios sí, pero dudas no.
Así que cuando la noche llegó y se quedaron solos, Pao reprodujo la canción y lentamente se acercó a Pato, quién nervioso se quedó parado sin moverse. Vio como se le acercó y nervioso retrocedió un paso y eso hizo que Pao detuviera abruptamente su andar.
—¿Por qué no me lo dijiste? Pato, no era nada difícil decirme la verdad desde el principio. —Hablaba Pao sin detenerse y empezando a lagrimear.
—¿Qué? No entiendo... —Fue lo único que se le vino a la mente a Kami al ver a Pao con lágrimas en los ojos.
—¿Por qué no me dijiste que no te gusto? Si me lo hubieras dicho me hubiera ahorrado horas pensando en como conseguir que al fin pudiéramos amarnos sin restricciones. Pero ya noté que no te gusto y si no te atraigo físicamente no podremos tener un noviazgo, al menos no uno que funcione.
—No, no, no cariño. ¿Cómo puedes pensar eso? No ves que he estado soportando horas de tortura, viéndote caminar, sonreír, escuchando tus risas y palabras. No ves que tú y solo tú provocas estás ansias por besarte entera, por probarte toda. Quiero sentir tu cuerpo junto al mío, sin nada que nos estorbe; sentir tu piel y besar tu cuerpo. Pero, creí que si me adelantaba y hacía todo lo que pienso, te asustaría y te alejarías de mi.
Mientras ellos aclaraban que siempre se habían deseado y que habían sido los nervios y timidez los que les había frenado a actuar, en otro lugar, una cárcel, una prisión, un hospital psiquiátrico, se encontraba Evelyn Biassi con su psicóloga Raniie Lich. Evelyn había sido enjuiciada y sentenciada, pero gracias a su enfermedad mental no había ido a un centro penitenciario, en lugar de eso, había sido redirigida a un manicomio. Declarada culpable de secuestro y asesinato con arma blanca.
—Evelyn, entonces, entiendes que esos seres no existen y que han sido producto de tu imaginación ¿cierto?
Evelyn sólo asintió pero en su cabeza, una voz le dijo que debía esperar, alguien estaba a punto de llegar a la cárcel y ella sería su boleto de escape.
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Aquellos días
FanficHay muchas historias por contar, vidas que narrar y amores por prolongar. No puedes enfocarte sólo en una historia, cuando hay miles que merecen salir a la luz. Historias con brillo propio, historias como luceros. Y eso lo saben ellas muy bien, un...