22-Secuelas.

222 29 22
                                    

Sebastian:

—¡Dant, Dant!— insistió Matthew a través del auricular y por décima vez Dant no respondió.

Siguió intentando sin alguna respuesta de su parte mientras el miedo dentro de mi crecía y las preguntas que me asechaban eran terribles. Habíamos perdido comunicación con él desde hacía mas de media hora y estaba temiendo lo peor, en las noticias ya aparecía lo sucedido y al ver las imágenes mostradas después de la explosión me hacían debatir entre quedarme aquí o ir en su búsqueda.

Me puse de pie, tome las llaves de la mesa y respiré un poco.

—Sigue intentando...— exclamé al tiempo que comenzaba a caminar —. Yo voy a buscar a Dant —.

—No no no no. Espera...— me detuve ante sus palabras y lo miré —. No vayas, tenemos que estar aquí mientras Sam trae noticias —.

—No puedo solo quedarme aquí cuando no se nada de él, ¿que tal me está necesitando?— dije.

—Y ¿si el llama y me pregunta por ti?, ¿ y si llega aparecer?— él tenía razón.

Sam se había ido inmediatamente después de perder comunicación con él a ver que estaba pasando, al principio quise ir yo pero no me dejaron ir argumentando que podría llegar en cualquier momento pero ya había pasado media hora y cada segundo me estaba pareciendo una eternidad.

Volví a sentarme mientras Matthew volvía a lo que sea que estuviese haciendo, fui a la cocina  por una cerveza y le invité una a él. Al beber el primer sorbo lo sentí amargo, pero en los siguientes mis papilas se fueron adaptando, pero mientras más bebía más sentía la necesidad se ver a Dant y al pensar en la gran cantidad de muertos que dejó la explosión no pude evitar imaginarlo a él en el fuego. Me limpié las lágrimas intentando que Matt no se diera cuenta de lo que estaba sucediendo.

Tocaron la puerta y las alarmas en mi se activaron dando como resultado que dejara la botella en el sofá y corriera a abrir. Mis ojos se dilataron ante la sorpresa, me había quedado sin palabras: Dant estaba ahí, frente a mi, su ropa estaba sucia, no traía su mochila y en sus ojos había un vacío equiparable a una tristeza y rabia sin igual.

Me miró a los ojos, las lágrimas se asomaron en sus mejillas y sin darme tiempo a nada me abrazó con mucha fuerza pero luego su cuerpo se desplomó encima, tomándome desprevenido y logrando sujetarlo por poco. Matthew corrió hasta nosotros para ayudarlo a ponerlo de pie.

—Están muertos Seb, están muertos — exclamó en llanto mientras escondía su cara en mi pecho.

Sentí un escalofrío y Matt desistió de ayudar a pararlo cuando escuchó sus palabras y me miró con preocupación al tiempo que yo abrazaba a Dant de la forma mas delicada posible.

—Están muertos... Yo los maté...—.

—¿Quienes están muertos?— interrogué.

—Todos... Todos están muertos y yo los maté...—.

No dije nada y solo lo abracé. Algo más había pasado, algo que lo había puesto así y sin duda era tan terrible como para que estuviera de ese modo. Su llanto fue transformándose en leves sollozos que se fueron perdiendo hasta que finalmente se quedó dormido. Matt me ayudó a llevarlo a su habitación y aún dormido seguía sollozando Mientras su cuerpo temblaba.

—¿Que crees que sucedió?— habló por fin Matt al estar en la sala.

—No lo sé. Pero debió ser terrible —.

—Lo fue...— contestó desde la puerta Sam que venía llegando —. Sus compañeros de clase están muertos —.

Matthew se había quedado en silencio y el terror se extendió por todo su semblante. Yo estaba igual y por un momento traté de recordar a todos los chicos que estaban en su clase de política comercial.

Amores Anónimos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora