4-Marcapasos.

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Dant:

Mi cabeza comenzó a querer partirse en dos y mis ojos se abrieron como un reflejo del dolor, rápidamente vi las paredes blancas de mi habitación y mi cuerpo se estremeció mientras a mis recuerdos volvían tantas sensaciones indescriptibles de un dolor incomparable.

Mi visión se tornó borrosa al instante en que un mareo me hizo dar vueltas y las imágenes terribles de mi consciencia comenzaron a rodar por mi mente:Una explosión, dos torres de cristal, balas, fuego, vacío, veneno dentro de una jeringa, Sebastián, huida y al final un hongo de fuego y humo rompiéndose en lo alto del cielo.

En ese instante me paré de la cama rápidamente y lo recordé todo. Después de la explosión en el bosque llegaron varios hombres enmascarados y se llevaron al objetivo, uno de ellos me levanto e introdució una aguja en mi brazo, el liquido verde fue succionado por mi cuerpo y luego todo se volvió oscuridad.

Mis piernas temblaron y caí al suelo de rodillas, en el momento en que la mirada de Sebastián se coló en mis recuerdos, en ese momento una lágrima se resbaló por mi cara al darme cuenta que una muerte mas ahora pesaba en mi consciencia, la culpa comenzó a desintegrarme por dentro otra vez y el ciclo volvió a repetirse, de nuevo.

Pasaron varios minutos de llanto en silencio en los que mi mente se quedó a oscuras ante los fantasmas de tantas muertes acechando mi consciencia, ¿que soy?, ¿en que me han convertido?, no, en que me he convertido, soy un monstruo, un monstruo que destruye todo lo que está cerca.

Con la nariz irritada y un deseo terrible de vomitar me paré y camino al baño me fui desnudando, el agua se resbaló por todo mi cuerpo y el dolor en mi pecho se trasformó en un vacío terrible, las lágrimas se mezclaron con el líquido que bañaba mi cuerpo y enseguida me dejé caer bajo la lluvia de lágrimas.

Mis sollozos se extendieron por largos minutos en los que no supe nada mas, ni siquiera me di cuenta como, en posición fetal, me dormí bajo el sonido del agua...

.

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-¿Dant?, pequeño... Aquí estoy... Por favor, despierta -.

En un principio la dulce voz se escucho a lo lejos, pero luego sentí un par de manos abrazándome y abrí los ojos, el agua ya no caía y en silencio me encontré con un par de ojos negros que miraban con una tristeza inigualable, sus pequeñas manos estaban atadas a mis brazos y su cabello negro teñido de varios colores estaba sobre su espalda.

-¿Sam?-alcanzé a decir casi sin ganas al verla junto a mi y yo estando completamente desnudo.

-Ya pequeño, ya pasó - me abrazó en forma protectora -. ¿Quieres hablar sobre eso?- en ese momento intenté moverme y sentí como una toalla rozaba mi cuerpo, de mi cintura hacia abajo.

-Seb... El... Está...- las lágrimas ya no dejaron salir mas palabras y mi mente se perdió en el recuerdo.

Sam, al ver, tal vez, que no podía hablar mas, me ayudó a pararme y juntos llegamos hasta la cama. Su pequeña estatura y su media sonrisa por un momento lograron atar mi lengua al darme cuenta que, por mas terrible que haya sido la muerte de Sebastián, yo no podía hablar.

-Gracias- alcancé a decir y ella me sonrió.
-Te espero afuera para ir a clases - asentí, ella se dió la vuelta y escuché la puerta cerrarse.

Como pude me vestí y tomé la mochila con los libros correspondientes a éste día. Salí, vestido con una sudadera roja y un jean azul roto por las rodillas.

Sam estaba esperándome y de la mejor manera que pude le sonreí. Los pasillos estaban llenos de estudiantes, las risas y palabras de aquellos se quedaron por varios minutos como estática en mi cabeza.

Amores Anónimos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora